Jamundí, Valle del Cauca, 9 de agosto de 2025 — La dolorosa lista de líderes sociales asesinados en Colombia sumó un nuevo nombre: Ruhal Martínez. El líder, reconocido por su incansable trabajo en la defensa de los derechos de la comunidad y la protección del medio ambiente, fue asesinado a tiros en una zona rural de Jamundí. Su muerte no es solo una tragedia para su familia y amigos, sino un golpe a la esperanza de miles de campesinos que veían en él una voz para sus luchas.
El crimen ocurrió en [Nombre de la vereda o sector si se conoce, de lo contrario se puede generalizar a «una vereda remota del municipio»] mientras Martínez regresaba a su casa. Según los reportes preliminares, hombres armados lo interceptaron y le dispararon a quemarropa. Las autoridades, que ya están al frente de la investigación, han condenado el hecho y han prometido que no descansarán hasta encontrar a los responsables.
Martínez era un líder fundamental en la región. Su trabajo se enfocaba en la defensa de los derechos territoriales de las comunidades y la oposición a megaproyectos que, según él, afectaban el ecosistema y a los habitantes de la zona. Sus constantes denuncias y su activismo en favor de la justicia social lo habían convertido en un blanco para los grupos armados y los intereses económicos ilegales que operan en la región.
El asesinato de Ruhal Martínez se suma a una preocupante racha de violencia contra líderes sociales en el Valle del Cauca y en todo el país. Su muerte es un claro recordatorio de los riesgos que enfrentan aquellos que se atreven a alzar la voz en defensa de los más vulnerables.
La comunidad y las organizaciones de derechos humanos han hecho un llamado a las autoridades para que este crimen no quede en la impunidad. Exigen una investigación exhaustiva y protección real para los líderes que siguen con vida. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuántos líderes más tienen que morir para que la violencia se detenga?



