Millonarios se enfrenta a Deportes Tolima este viernes 2 de agosto en El Campín. El equipo azul atraviesa un momento complicado y en su último encuentro contra Alianza FC, no contó con su estrella, Radamel Falcao. El máximo goleador histórico de la Selección Colombia aún no ha logrado marcar con la camiseta de Millonarios y se espera que este partido sea la oportunidad para que rompa su racha sin goles ante su afición.
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Llegada de Falcao
Desde la llegada de Falcao, Gamero ha optado por un 4-4-2. Aunque el equipo ya estaba familiarizado con este sistema, parece que se ha convertido en la principal formación desde la incorporación del delantero. Esto ha generado cuestionamientos, especialmente porque la química entre Falcao y Castro aún no es óptima (lo cual es comprensible en solo cuatro partidos) y también porque el uso del «doble 9» ha llevado a sacrificar a uno de los jugadores más importantes del equipo: David Mackalister Silva.
Silva, con el número 14 en su dorsal, se ha estado desempeñando como volante externo por la izquierda, una posición que limita su habilidad para controlar el juego y encontrar formas de romper las defensas contrarias. En lugar de aprovechar su capacidad para crear juego, el mediocampista de 37 años se ve obligado a perseguir a los laterales rivales y realizar recorridos poco efectivos, especialmente con la escasa ayuda de Danovis Banguero en ambas fases del juego.
El juego secreto del ‘Tigre’
Esto significa que Falcao pierde a un potencial socio clave. Lo ideal sería que el balón llegara a Falcao en el área, pero actualmente, eso no está ocurriendo. La presencia de Silva en un costado dificulta aún más esta dinámica. Además, los centros aéreos, que son una de las especialidades de Falcao, no están siendo bien ejecutados, ya sea debido al mal rendimiento táctico de Silva por el costado izquierdo o a la falta de conexión con Córdoba y Alfonzo por el lado derecho.
En conclusión, para que Millonarios pueda maximizar las virtudes de Falcao, debe resolver dos aspectos clave: primero, encontrar un mediocampista que le proporcione el balón en posiciones más influyentes y le libere de la constante necesidad de manejarlo en zonas menos efectivas; y segundo, contar con laterales y extremos que puedan leer sus movimientos en el área y enviarle centros precisos, ya sean rastreros o aéreos.
