La Universidad Nacional de Colombia atraviesa uno de los momentos institucionales más tensos de los últimos años. En medio de fallos judiciales, renuncias clave y una creciente polarización entre distintos sectores internos, los decanos de varias facultades y la Vicerrectoría han hecho un llamado urgente para bajar la confrontación y proteger la estabilidad de la institución.
El pronunciamiento surge luego del reciente fallo del Consejo de Estado que dejó sin efectos la elección del rector Leopoldo Múnera, decisión que abrió la puerta a un eventual retorno de su antecesor, Ismael Peña, y que generó reacciones cruzadas en la comunidad académica.
Los decanos advirtieron que la Universidad no puede convertirse en escenario de disputas políticas y que cualquier transición debe realizarse respetando los procedimientos establecidos. La Vicerrectoría también expresó preocupación por el clima interno, subrayando la necesidad de garantizar la continuidad académica y administrativa mientras el Consejo Superior Universitario define los pasos a seguir.
Pese a los esfuerzos por llamar a la calma, el ambiente sigue tenso. Estudiantes, profesores y trabajadores han fijado posturas divergentes frente al fallo y a la legitimidad de las autoridades actuales. La expectativa ahora está puesta en las decisiones del Consejo Superior, que tendrá la responsabilidad de conducir a la Universidad en medio de la incertidumbre y evitar una mayor crisis institucional.




