La única batalla que George R.R. Martin no puede ganar: terminar su propia historia

[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Male" buttontext="Escuchar Noticia"]
Compartir en

Y tú aquí, envejeciendo con dignidad y sin dragones

El invierno llegó. Y se quedó en borrador.

Ya pasaron más de 13 años desde que George R.R. Martin publicó Danza de Dragones. Desde entonces, han salido tres gobiernos, cinco iPhones nuevos, una pandemia global y un spin-off de la serie que ni los más fieles vieron completo. Pero de Vientos de Invierno, el sexto libro de la saga Canción de Hielo y Fuego… nada.

Y ahora, todo indica lo que muchos ya veníamos sospechando desde hace años, pero no queríamos aceptar: George no va a terminar la historia.

No es que lo diga él explícitamente, pero cada nuevo proyecto paralelo que anuncia —desde series hasta novelas que no tienen nada que ver con Poniente— es como una indirecta con forma de puñalada valyria: está ocupado. Y no con lo que importa.

Excusas, dragones y el síndrome de Tolkien

Martin ha explicado múltiples veces que el libro sí viene, que está trabajando en él, que va lento porque es complicado. Y nadie duda de que sea complicado. Lo que pasa es que también ha estado ocupado escribiendo prólogos para antologías, consultando en videojuegos, apareciendo en podcasts, y participando activamente en convenciones. Lo que en lenguaje fandom se traduce como: procrastinando a nivel épico.

A estas alturas, pareciera que Martin está siguiendo el camino de Tolkien: construir un mundo tan vasto que contar la historia principal ya no le interesa tanto. Solo que Tolkien al menos terminó su trilogía.

HBO lo terminó por él… y así nos fue

En 2019, Game of Thrones llegó a su final en televisión. Un final apresurado, divisivo, y, para muchos, decepcionante. “Esperen a ver cómo lo hace George”, decían los fans. Y seguimos esperando.

La ironía es que la serie ya cerró el arco de varios personajes, y ahora el autor escribe con la sombra de ese final sobre sus hombros. ¿Debe seguirlo? ¿Corregirlo? ¿Ignorarlo? ¿Reiniciarlo todo con un multiverso? (No lo descartemos todavía.)

¿Y si ya no quiere?

Esta es la pregunta que nadie se atreve a hacer en voz alta: ¿Y si George ya no quiere terminarlo? Porque si lo piensa fríamente: ¿para qué terminar una saga que todos criticarán, si puede vivir eternamente como «el autor que casi lo logró»? No hay decepción si no hay final.

Además, Martin ha dicho que escribir le resulta cada vez más difícil. Y no es raro: lleva más de una década atrapado en su propio universo, con miles de personajes, líneas temporales y profecías que aún no tienen resolución. Terminar eso no es un reto literario. Es una misión suicida.

Nos deja memes, teorías… y trauma

Lo que sí nos queda es un legado de memes, teorías infinitas, y ese trauma colectivo de haber invertido años de vida en una saga que probablemente nunca conocerá su final literario. Al menos no escrito por George.

Quizá un día, un asistente, un algoritmo o un fan-ficción particularmente ambicioso se atreva a cerrarla. Pero por ahora, solo queda aceptar lo evidente:

El invierno llegó. Pero George no.


Compartir en

Te Puede Interesar