En China, una práctica preocupante ha vuelto a surgir: la hospitalización de disidentes en hospitales psiquiátricos. Zhang Junjie, un joven de 17 años, fue ingresado en uno de estos hospitales después de protestar contra las normas gubernamentales. Le diagnosticaron esquizofrenia y lo sometieron a tratamientos sin su consentimiento.
Zhang no es un caso aislado. La BBC ha identificado a decenas de personas que han sido hospitalizadas tras expresar críticas al gobierno. Muchas de ellas han sido sometidas a fármacos antipsicóticos y terapia electroconvulsiva sin su consentimiento.
La Ley de Salud Mental de China establece que el ingreso en un hospital psiquiátrico debe ser voluntario, salvo que el paciente represente un peligro. Sin embargo, la realidad es diferente. La BBC ha descubierto que la hospitalización se utiliza como una forma de silenciar a los disidentes sin involucrar a los tribunales.
El caso de Zhang es solo un ejemplo de la represión que sufren los disidentes en China. Después de ser dado de alta, fue arrestado nuevamente por desafiar la prohibición de los fuegos artificiales en el Año Nuevo chino.
La situación es grave, y la comunidad internacional debe estar atenta a estos abusos de poder. La libertad de expresión y la protección de los derechos humanos son fundamentales en cualquier sociedad democrática.




