Treinta años después de la firma del Acuerdo de Dayton, el pacto que puso fin a la guerra de Bosnia, el país atraviesa su momento de mayor inestabilidad desde 1995. La arquitectura institucional creada tras el conflicto —compleja, fragmentada y dependiente del consenso entre comunidades— muestra claros signos de desgaste. En este clima, la República Srpska, la entidad de mayoría serbia, celebrará este domingo elecciones anticipadas para elegir a un nuevo presidente.El modelo estatal diseñado en Dayton dividió Bosnia y Herzegovina en dos entidades: la República Srpska y la Federación de Bosnia y Herzegovina, además de un distrito autónomo en Brčko, concebido para evitar bloqueos territoriales y frenar cualquier aspiración secesionista. Sin embargo, la falta de acuerdos entre líderes bosniacos, serbios y croatas durante tres décadas ha puesto al sistema al borde del colapso.
No es un riesgo nuevo. El diplomático estadounidense Richard Holbrooke, uno de los artífices de Dayton, ya advertía hace 20 años en Banja Luka que las presiones por crear una tercera entidad croata o impulsar la secesión serbia amenazaban la estabilidad alcanzada. Decía entonces que solo el consenso entre todas las partes podría sostener la paz; ese consenso nunca llegó.
Hoy, esas mismas tensiones resurgen con mayor fuerza, reforzadas por un auge renovado del nacionalismo y por la creciente parálisis institucional que bloquea reformas esenciales. En medio de este estancamiento, los votantes de la República Srpska deberán escoger un nuevo liderazgo tras la destitución del presidente Milorad Dodik, sancionado e inhabilitado por desobedecer al alto representante internacional. Aunque evitó la prisión pagando una multa, Dodik continúa siendo la figura dominante de la política local.
Las elecciones de este 23 de noviembre se desarrollan, así, en un escenario donde el futuro del sistema creado por Dayton vuelve a estar en duda, y donde el resultado podría influir en la estabilidad de toda Bosnia y Herzegovina.




