En los años 30, las bicicletas hicieron su entrada triunfal en Colombia, llegando en barco desde Europa. Estos primeros modelos eran pesados, con marcos de acero y accesorios lujosos como lámparas de gas, parrillas y espejos. Sin embargo, su uso estaba limitado a familias adineradas.
Transformación
En los años 60, las bicicletas se volvieron más accesibles con modelos más económicos provenientes de Estados Unidos, marcando una transición hacia su uso como herramienta de trabajo en las zonas rurales y urbanas. Campesinos, mensajeros, carteros, policías y bomberos adoptaron estas «caballitos de acero».
Resurgimiento
Con el rápido crecimiento de las ciudades en los años 70 y 80, las calles se llenaron de automóviles, relegando a las bicicletas a un segundo plano. Sin embargo, el resurgimiento llegó en 1974 con la implementación de la primera ciclovía dominical en Bogotá, marcando el inicio de su popularidad recreativa.
Hoy en día, la ciclovía dominical en Bogotá cuenta con 116 kilómetros y es disfrutada por un millón y medio de personas, destacando la importancia continua de las bicicletas en nuestra sociedad. La historia de la bicicleta en Colombia refleja una evolución fascinante, desde su llegada en barco hasta convertirse en un símbolo vibrante de movilidad y recreación.




