La ratificación de Rene Rosero, una apuesta que podría costarle caro a Deportivo Pasto

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En una nueva reunión interna del club, la dirigencia del Deportivo Pasto ha decidido ratificar a René Rosero de manera interina hasta finalizar el campeonato sin descartat que podría ser el DT en propiedad para 2026, pese a que el equipo sigue en caída libre. La noticia ha causado molestia e incredulidad entre la hinchada, que viene exigiendo un cambio urgente ante los malos resultados, el bajo nivel del plantel y la falta de liderazgo desde el banquillo.

El pasado fin de semana, el equipo descendió un puesto más en la tabla del descenso, acercándose peligrosamente al abismo. Ya no se trata de perder partidos, sino de perder identidad, respeto y espíritu competitivo. La pasividad táctica y emocional del equipo se refleja cada jornada, sin reacción ni estrategia clara.

Rene Rosero, aunque muy identificado con la institución desde su época como jugador, carece de la experiencia y el carácter necesario para conducir un equipo en crisis. Su llegada fue una apuesta arriesgada, que quizás buscaba una solución desde lo emocional, pero que hoy está claramente reprobada en lo deportivo.

Lo más preocupante es que no se percibe autoridad desde el cuerpo técnico. El equipo parece un barco a la deriva: sin voz de mando, sin jerarquía, y con jugadores que no creen en el proyecto. ¿Dónde está el líder que golpea la mesa, que se hace respetar en camerino y que saca el equipo adelante? Hoy, Pasto carece de ese referente.

Mientras otras instituciones apuestan por entrenadores con recorrido, conocimiento y mano firme, en Pasto se insiste en la improvisación. La continuidad de Rosero no parece una decisión técnica, sino un acto de terquedad dirigencial, que pone en riesgo la permanencia del equipo en primera división.

La hinchada está cansada de promesas y silencios cómplices. El pueblo pastuso exige un director técnico serio, de carácter, que sepa leer los partidos y manejar un vestuario golpeado. Alguien que inspire respeto, que entienda el sufrimiento de la tribuna y que no tema tomar decisiones incómodas por el bien del club.

El reloj corre, y el margen de error se acabó. Cada fecha que pasa es una oportunidad menos para salvar la categoría. Deportivo Pasto no necesita un «experimento», necesita un comandante. Y si la dirigencia no lo entiende ahora, puede que lo entienda tarde… cuando el descenso sea irreversible.



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