La quinoa se puede cocinar de muchas maneras: hervido, cocido al vapor, tostado o frito; además, se puede añadir a ensaladas, sopas, guisos o postres.
Es una buena opción para las personas que son intolerantes a la lactosa o al gluten y para quienes siguen una dieta vegetariana o vegana.
La quínoa es rica en vitaminas B, C y E y cuenta con un alto contenido en minerales como el fósforo, potasio, magnesio y calcio. Cabe destacar su alto contenido en magnesio, una taza cubre aproximadamente el 30% del aporte diario de magnesio que necesitamos.
Aunque la quínoa es segura de comer, hay que ser conscientes de que los excesos no nos llevan a algo positivo, por eso hay que tener cuidado en no consumirlo a grandes cantidades, ya que podría ocasionar flatulencia y diarrea.
Además, la quinoa es muy rica en fibra, más que la mayoría de los cereales. Asimismo, contiene más proteínas y grasas insaturadas, destacando la presencia de omega 6 y omega 3. Precisamente, su alto contenido en fibra y proteínas, hace que la quínoa tenga un bajo índice glucémico, convirtiéndola en un alimento ideal para personas diabéticas.
Beneficios de la quínoa para el organismo
- Buena fuente de proteínas vegetales
 - Fuente de hierro y folato
 - Estabiliza el azúcar en la sangre
 - Bajo índice glucémico
 - Contiene antioxidantes
 
Más allá de las vitaminas y minerales, este pseudo-cereal aporta nutrientes como los flavonoides, antioxidantes vegetales muy beneficiosos para la salud. En concreto, se han encontrado grandes cantidades de dos tipos de flavonoides: la quercetina y el kaempferol. Ambos, han demostrado efectos antivirales, anticancerígenos y antidepresivos.
También tenemos que destacar que la quínoa no contiene gluten por lo que es perfecta para los celíacos o personas que quieran seguir una dieta libre de esta sustancia.
Entre sus virtudes, también destacamos su alto contenido en antioxidantes, importantes para neutralizar los radicales libres y combatir el envejecimiento.

															


