La quebraron en plomo cruzado

Magally Celis Triana, una mujer inocente de 39 años, murió tras ser impactada por una bala perdida durante una riña en Neiva.
Magally Celis Triana, una mujer inocente de 39 años, murió tras ser impactada por una bala perdida durante una riña en Neiva.
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Magally Celis Triana, de 39 años, murió después de varios días aferrándose a la vida en una clínica de Neiva, tras ser alcanzada por una bala perdida durante una violenta riña en el barrio José María Carbonell. La mujer, madre y trabajadora, no tenía nada que ver con la pelea. Solo estaba en el lugar equivocado, a la hora equivocada.

El hecho ocurrió en la madrugada del domingo 27 de julio, hacia las 2:45 a.m., cuando grupos de jóvenes se enfrentaron con cuchillos y armas de fuego. En medio del caos, una de las balas impactó a Magally en la cabeza, dejándola gravemente herida en plena vía pública. La situación generó pánico entre los vecinos, quienes intentaron auxiliarla en medio del miedo y la confusión.

Fue trasladada de urgencia a la Clínica Medilaser, donde ingresó a la unidad de cuidados intensivos. Desde entonces, su lucha fue silenciosa pero valiente, conectada a equipos médicos, entre tubos, medicamentos y oraciones de sus familiares que no se despegaban un segundo de su lado. Su cuerpo resistió durante varias jornadas, aferrándose a una esperanza que lamentablemente se desvaneció con el pasar de las horas.

Muerte anunciada

Los médicos confirmaron lo que nadie quería oír: Magally tenía muerte cerebral. Su sistema nervioso no respondía, y su pronóstico era irreversible. Su familia, devastada por la noticia, tomó una de las decisiones más difíciles de su vida: autorizar el retiro de los equipos médicos el día siguiente.

Con su partida, Neiva pierde a una mujer buena, trabajadora, y su familia a una madre amorosa, víctima de una ciudad cada vez más golpeada por la violencia. Quienes la conocían la describen como una persona tranquila, sencilla, dedicada a los suyos. No tenía enemigos, no frecuentaba entornos peligrosos. Salió de su casa con la tranquilidad de siempre, sin imaginar que esa noche, una bala ajena la sentenciaría.

Su historia ha tocado el corazón de muchos. Ella no andaba con nadie, no estaba metida en nada raro. Fue la violencia ajena la que la alcanzó. Su rostro, ahora, se convierte en símbolo de los que caen sin deberla, sin temerla. La imagen de su cuerpo entubado, rodeado de lágrimas, no se borra de la memoria de quienes presenciaron su última batalla.

¿Y la justicia?

El caso ya está en manos de la Fiscalía. Según la Policía Metropolitana de Neiva, se trataría de una retaliación entre pandillas del sector. Pero, ¿quién responde por la vida de Magally? ¿Quién se hace cargo del vacío que deja? ¿Habrá algún detenido? ¿Algún castigo ejemplar?

Mientras tanto, la ciudad sigue sumando víctimas y preguntas sin respuestas. El nombre de Magally Celis Triana se une a una larga lista de personas inocentes atrapadas en medio de una guerra urbana que nadie parece estar ganando.


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