Una denuncia realizada por un edil de la comuna 6 es el reflejo vergonzoso de la incompetencia de la empresa Alborada y, por extensión, de las autoridades locales que permiten que esta situación se prolongue sin ningún tipo de consecuencia.
Sin luz
Las lámparas, que deberían estar iluminando las calles y brindando seguridad a los ciudadanos, permanecen apagadas, dejando a la avenida 40 y sus alrededores en una penumbra peligrosa. ¿Es este el Villavicencio que merecen sus habitantes? ¿Una ciudad donde la oscuridad se convierte en cómplice de la delincuencia, y donde los ciudadanos temen transitar por las calles por miedo a ser asaltados?
La empresa Alborada, encargada del alumbrado público, ha demostrado ser completamente inútil en su gestión. La ciudadanía se pregunta cómo es posible que una empresa encargada de un servicio tan esencial pueda fallar de esta manera sin que nadie tome cartas en el asunto. ¿Dónde están las sanciones, las auditorías, el control de calidad?
Indiferencia
Pero la responsabilidad no recae únicamente en Alborada. El verdadero problema radica en la indiferencia de las autoridades municipales. La indignación no solo se limita a la falta de luz. Los ciudadanos de Villavicencio están cansados de las promesas vacías y de los discursos huecos. Se les prometió un cambio, una modernización del alumbrado público con la implementación de luces LED, pero lo único que han visto es que «esa plática se perdió».




