Adoramos esa sensación de libertad cuando las montamos. Y es que pocas cosas en la vida nos causan mayor satisfacción que conducir una moto. Cada vez hay más modelos, más estilos, más accesorios… Una moto distinta y especial para cada persona. Pero antes de este maravilloso y extenso universo de las motocicletas, hubo una primera con la que comenzó todo… Una que podemos considerar la madre de todas las motos.
Pero, ¿qué hay de ella? ¿Cuál fue realmente la primera motocicleta de la historia? En primer lugar, antes que la moto fue la bicicleta, y bastante antes, en la Mesopotamia de hace más 5.000 años, fue la rueda. Un elemento esencial no sólo para la moto, sino también para la historia de humanidad.
Mentes brillantes para un vehículo brillante
La motocicleta no fue creada por un solo inventor. En este proceso, participaron distintos personajes que realizaron distintas contribuciones para lograr construir el vehículo que conocemos hoy en día.
Como era de esperarse, la motocicleta se encuentra estrechamente ligada al desarrollo de las bicicletas, incluso en sus orígenes se le consideró como una bici equipada con un motor, aunque desde el inicio fueron vehículos mucho más complejos, ya que la idea principal era poder desplazarse sin hacer el esfuerzo de pedalear.
INVENTORES
Louis-Barbilla Perreaux inventó la moto oficialmente con la primer patente registrada en 1868 y modificado hasta 1885. Esta primera moto funcionaba al vapor. En realidad, no era más que un prototipo y nunca ha circulado de una manera autónoma: se volvía se fijaba en un eje vertical y en redondo, dado que demasiado se ocupó a su conductor a hacer funcionar el motor.
El estadounidense Sylvester Howard Roper (1823-1896) inventó un motor de cilindros a vapor (accionado por carbón) en 1867. Ésta puede ser considerada la primera motocicleta, si se permite que la descripción de una motocicleta incluya un motor a vapor.
Wilhelm Maybach y Gottlieb Daimler construyeron una moto con cuadro y cuatro ruedas de madera y motor de combustión interna en 1885. Su velocidad era de 18 km/h y el motor desarrollaba 0,5 caballos.
La primigenia Reitwagen, que así es como se conoce al artilugio en cuestión, se basó en una bicicleta con bastidor y ruedas de madera. Aquel vehículo experimental tenía como objetivo testar el motor patentado por Daimler, que, con una cilindrada de 264 cc, otorgaba una potencia de 0,5 CV a 600 rpm y permitía alcanzar una velocidad punta de 12 km/h.
Tras comprobar las bondades de aquel tipo de mecánica, el considerado “padre” de la motocicleta se embarcó en el desarrollo de automóviles. Pero su invento no cayó en saco roto. Una década después, también en Alemania, la Hildebrand & Wolfmüller se convirtió en la primera motocicleta equipada con propulsor de combustión interna fabricada para el gran público. A diferencia de las creadas por Roper, Michaux-Perreaux y Daimler, carecía de pedales –desmarcándose así del concepto de bicicleta con motor–. Y por lo que respecta a su motor bicilíndrico de 1.489 cc, rendía 2,5 CV a 240 rpm y facilitaba circular a una velocidad máxima de 45 km/h.
Después de la Primera Guerra Mundial, llegaron las máquinas de gran cilindrada. En 1914 alcanzaban 50 Km/h, mientras que en 1937 lograban 275 Km/h.
Posteriormente llegó la proliferación en los mercados de marcas japonesas como Yamaha, Honda o Kawasaki, quienes revolucionaron los diseños ya existentes.
Se comenzó a diseñar motos para distintos gustos y diferentes conceptos: motos deportivas, ruteras, de paseo, de viaje, para montaña, cross, enduro, trail, nackets.
Así mismo, muchas marcas se especializan en un tipo de moto. Por ejemplo:
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Ducati, en motos deportivas
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BMW, en motos de viaje
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Harley Davidson, en motos de ruta
Estos vehículos continúan evolucionando con el paso del tiempo, por ejemplo, hoy podemos ver la existencia de motocicletas eléctricas. Nuestras compañeras de viaje nos sorprenden cada día más, por ello, es momento de darles todo lo mejor para su motor y su cuidado.
