
Imagen: Annemarie Heinrich – Archivo Heinrich Sanguinetti
Conocida como un importante ícono de la fotografía en América Latina, captó a figuras del siglo XX con delicadeza, habilidad técnica y un manejo brillante de la luz.
Cuando Ricardo Sanguinetti regresaba de la escuela, en vez de entretenerse o mirar la televisión, se recluía en el laboratorio de su madre para secar y esmaltar reproducciones de fotos. En tanto, su hermana Alicia dedicaba las mañanas a archivar negativos y a modificar imágenes.
«Experimentamos una educación poco habitual en aquel entonces, en un contexto de artistas e intelectuales, sin la figura convencional de la madre y el padre proveedor. «En realidad, nacimos entre las cubetas», evoca Alicia Sanguinetti en una entrevista con DW.
La labor de Annemarie Heinrich, una fotógrafa de origen argentino-alemano, obtuvo amplia fama durante la década de 1940 y su producción se prolongó hasta la década de los 80. Durante sus días más dinámicos, tenía la capacidad de imprimir cientos de fotografías. Su colección —compuesta por más de 350 mil fotografías— incluye retratos de personalidades como Borges, Carmen Miranda, Neruda, Evita y Mercedes Sosa, junto con desnudos y documentos de sus travesías por América Latina.
«A pesar de su relación con el espectáculo, desarrolló su propio lenguaje fotográfico, como la combinación de imágenes para generar metáforas visuales.» Además, se trazó una ruta en un mundo donde los hombres eran predominantes», reflexiona para DW Ricardo Sanguinetti.




