La robusta maquinaria que el Gobierno consolidó en el Congreso se terminó de ‘cocinar’ en tres reuniones –entre martes y miércoles– en las que las fuerzas políticas y el Ejecutivo negociaron lo que aceptarán –y lo que no– de la reforma tributaria.
Y, de paso, les incluyeron el componente de la necesidad burocrática que tienen todas las colectividades.
El Partido Conservador, el Liberal y ‘la U’ ahora son bancada de gobierno, junto a las fuerzas que conforman el Pacto Histórico, la Alianza Verde y el Partido Comunes. Esta mayoría casi que absoluta le da a Petro el control sobre al menos 77 de las 108 curules del Senado, y sobre 116 de las 188 de la Cámara.
Ante esto, ahora la duda que se plantea es si le aprobarán todo lo que lleve al Capitolio: ¿alcanzará la gasolina burocrática para mantener aceitada esa maquinaria?
La oposición quedó reducida al Centro Democrático (28 curules) y a la Liga de Gobernantes Anticorrupción (4), mientras que Cambio Radical (27), Dignidad (1) y el Nuevo Liberalismo (1) se fueron por la independencia.
Los godos, liberales y La U fueron los últimos en confirmar su declaración como bancada de gobierno, manifestaciones que llegaron una tras otra este miércoles, cuando vencía el plazo para que presentarán su postura ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).
La demora no fue fortuita. Tras bambalinas hubo reuniones del Gobierno con las bancadas para negociar las bases de reformas como la tributaria, la de salud y a las pensiones, pues saben que el debate es clave para mantener fuerza de cara a las regionales del 2023 y para las que, además, se requiere de los cargos que provee el Estado para asegurar adeptos.
Al final, Petro logró concretar una “aplanadora” que tendrá asegurada durante al menos el primer año del Congreso y con un condicional que han puesto los partidos: verse representados en el gobierno.



