Songer Riascos, vocero de las asociaciones de vendedores informales del sector Pitalito, recordó cómo nació la organización que hoy agrupa a cientos de trabajadores del espacio público.
“Desde 2015, durante la alcaldía del doctor Pedro Martín Silva, empezamos un trabajo serio”, explicó Riascos. Hasta entonces, los vendedores enfrentaban operativos violentos, decomisos y constantes desalojos. “Había maltrato, persecución y mucha polémica entre la administración y nosotros”, relató.
El punto de inflexión fue el censo público impulsado por Silva. “Fue la primera vez que nos trataron como personas. Nos censaron de manera amplia, legal y transparente, y eso nos permitió organizarnos por sectores”, destacó el líder. De un día para otro, los vendedores dejaron de ser “ilegales” para convertirse en sujetos de política pública.
Ese registro marcó el inicio de mesas de concertación, acuerdos de ubicación y el reconocimiento oficial de las asociaciones. “Pitalito estaba totalmente desorganizado; peleábamos todos los días con la Policía y el gobierno. Con ese censo empezó el respeto”, afirmó Riascos.
Hoy, casi una década después, los vendedores informales mantienen la misma estructura sectorial y exigen que las nuevas administraciones continúen el diálogo. “Todo lo que hemos logrado se lo debemos a esa oportunidad que nos dio Pedro Martín Silva. No queremos retrocederemos”, sentenció el vocero.
La comunidad espera que el actual alcalde Yider Luna respalde el proceso y garantice que el censo se actualice para incluir a nuevas generaciones de trabajadores informales que buscan dignidad y espacio en la capital del Valle de Laboyos.


