En Tillamook Rock, frente a la costa de Oregón (EE. UU.), se construyó un faro en 1881 sobre una roca azotada constantemente por olas gigantes. Su construcción fue tan peligrosa que los trabajadores lo apodaron “Terrible Tilly”.
Durante décadas, los cuidadores del faro vivieron allí aislados, literalmente rodeados de tormentas. Cuando la automatización terminó con la necesidad de fareros, el lugar fue convertido en columbario y, más tarde, en un sitio para estudios de aves marinas.
Hoy la roca sigue siendo un laboratorio natural donde los científicos registran patrones de migración y anidación. Aunque luce como un castillo abandonado en medio del océano, la estación sigue activa para monitoreo ecológico.
Es un ejemplo de cómo una construcción extrema del siglo XIX se transformó en un punto clave para entender la vida marina del Pacífico Norte.



