Durante miles de años, los seres humanos transmitieron su conocimiento, creencias y tradiciones a través de relatos orales y mitos que explicaban el origen del mundo, los fenómenos naturales y la organización social. Estos relatos eran fundamentales para mantener la cohesión de los grupos humanos y preservar su identidad colectiva. Sin embargo, con el crecimiento de las primeras ciudades y civilizaciones, la necesidad de registrar información de forma precisa y duradera llevó a uno de los mayores avances de la humanidad: la invención de la escritura.

Los primeros sistemas de escritura surgieron en Sumeria, Egipto y otras culturas antiguas alrededor del 3.000 a. C., y se utilizaron inicialmente para llevar cuentas, registrar leyes y transmitir saberes religiosos. La escritura permitió que el conocimiento trascendiera generaciones y distancias, dando inicio a lo que hoy conocemos como historia escrita. A partir de ese momento, la humanidad pudo documentar su evolución, construir bibliotecas, organizar gobiernos y preservar su legado cultural. Así, el mito dio paso al registro histórico, y con ello comenzó la civilización.


