La inmigración venezolana, centro del debate electoral en EE.UU.

Las propuestas de ambos candidatos, tendrían efectos marcadamente diferentes en la región y en la seguridad de los migrantes.
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En los últimos años, el panorama migratorio hacia Estados Unidos ha sufrido cambios significativos. Debido a la creciente inestabilidad en la región, la composición de los migrantes ya no está dominada principalmente por mexicanos y ciudadanos de los países del Triángulo del Norte. En cambio, ha habido un notable incremento en el número de migrantes venezolanos, cubanos y haitianos. Este escenario ha colocado el tema migratorio en el centro del debate electoral, donde las propuestas de los candidatos tendrán repercusiones importantes tanto a nivel nacional como en la región.

El Partido Republicano, encabezado por el expresidente Donald Trump, ha adoptado una postura dura frente a la migración. De forma similar a las políticas que intentó aplicar durante su presidencia, Trump ha anunciado en su campaña una política de «tolerancia cero» hacia los inmigrantes, subrayando la urgencia de completar la construcción del muro fronterizo en el sur del país y lanzar un programa de deportaciones masivas. Su discurso ha sido severamente criticado por su tono despectivo hacia los migrantes, a quienes ha señalado como criminales y, en algunas ocasiones, ha llegado a acusarlos de «comer gatos.»

En contraste, la actual vicepresidenta Kamala Harris, del Partido Demócrata, no ha enfocado su campaña en la cuestión migratoria y ha optado por un enfoque más moderado. Su prioridad es reactivar el acuerdo bipartidista de seguridad fronteriza propuesto por Joe Biden, el cual no pudo concretarse debido a la oposición republicana en el Senado. Este plan contempla el fortalecimiento de la patrulla fronteriza, la aceleración de los trámites de asilo y la regularización del estatus de los migrantes. Harris ha defendido este enfoque como una forma de combatir las redes criminales transnacionales y de brindar nuevas oportunidades a las familias migrantes. Sin embargo, la falta de detalles concretos y el hecho de que retoma un proyecto que ya fracasó bajo Biden genera algunas dudas.

Las propuestas de ambos candidatos, tan dispares entre sí, tendrían efectos marcadamente diferentes en la región y en la seguridad de los migrantes. Si Trump ganara las elecciones y lograra implementar la mayoría de sus políticas, Estados Unidos se asemejaría a una fortaleza, cerrando más sus puertas a la migración. Terminar la construcción del muro fronterizo, cancelar programas como el Estatus de Protección Temporal y deportar a miles de migrantes dificultaría enormemente el ingreso y la permanencia de inmigrantes en el país. Estas acciones podrían derivar en violaciones a los derechos humanos, al presentarse la migración como una amenaza para la seguridad y las oportunidades laborales de los ciudadanos estadounidenses.

A su vez, las medidas de Trump podrían incentivar políticas más restrictivas en la región, como las adoptadas por el gobierno de Panamá, que ha colocado barreras en el Tapón del Darién para detener el flujo de migrantes. Además, esta posible victoria complicaría la colaboración con Colombia, que ha mantenido un enfoque más moderado en la gestión migratoria. Esto afectaría la respuesta conjunta ante la crisis migratoria venezolana, ya que sin cooperación entre los países de la región, las estrategias para proteger a los migrantes y enfrentar a los grupos ilegales serían insuficientes.

Por el contrario, si Kamala Harris resultara elegida presidenta, las políticas migratorias se centrarían en atender las solicitudes de asilo y regularizar a los migrantes que ingresan diariamente al país, sin perder de vista la lucha contra las organizaciones criminales. Además, Harris podría enfocarse en abordar las causas profundas de la migración, dado que en su rol de vicepresidenta ha liderado proyectos en países como Honduras que buscan proporcionar apoyo económico y fortalecer la democracia. Este enfoque podría facilitar negociaciones con países como Panamá, que ha adoptado medidas más restrictivas, y con Colombia. Harris podría ser una opción más favorable para enfrentar la crisis migratoria venezolana, ya que su enfoque integral y su disposición a cooperar con otros países de la región permitirían una gestión más humanitaria de la migración, especialmente para quienes buscan asilo.

En definitiva, las propuestas de ambos candidatos generarían resultados completamente opuestos y provocarían diversas reacciones en la región. Aunque presentan enfoques diferentes para enfrentar los desafíos migratorios, ambos deberán tener en cuenta la ola migratoria venezolana, que sigue agravando la inestabilidad regional.


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