
Imagen: Tayfun Coskun/Andalou/picture alliance
Las carreteras, líneas de tren y puentes que sostienen vivas las economías y comunidades no fueron edificadas para soportar el incremento de las temperaturas. ¿Cómo podemos prevenir que se desmoronen debido al calor intenso?
El cambio climático ha establecido 10 años consecutivos de temperaturas récord a nivel global, lo que desafia la capacidad de carreteras asfaltadas, líneas de tren de acero y puentes.
Según la consultora internacional Boston Consulting Group (BCG), la infraestructura de transporte es una de las más vulnerables al peligro del cambio climático. Desde las autopistas hasta las carreteras férreas y el tráfico aéreo, el calor extremo está causando un gran efecto. Minimiza la tensión, altera las vías férreas, disminuye las uniones entre los puentes, ancianiza las estructuras y potencia el mantenimiento.
Un caso ilustrativo fue un puente en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, que conecta Manhattan con el Bronx. Aunque estaba habilitado para el tránsito de embarcaciones, durante una ola de calor en 2024, el metal se desplazó y la estructura se amplió, resultando en un gran bloqueo durante las horas de mayor actividad.
El cambio climático impacta a todo el planeta, y resulta crucial ajustar las infraestructuras al cambio climático.




