La industria automotriz europea se tambalea por la escasez de chips y materiales clave

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La industria automotriz europea enfrenta una nueva crisis de suministro. La advertencia del fabricante de semiconductores Nexperia, con sede en los Países Bajos, sobre un conflicto entre su dirección europea y su matriz china ha encendido las alarmas en todo el sector. Los grandes productores de automóviles se preparan para posibles paros de producción, en un momento en que la escasez de materias primas y componentes tecnológicos amenaza con frenar la transición hacia la movilidad eléctrica.

El problema no se limita a los microchips. China, principal proveedor mundial de materiales estratégicos, redujo en septiembre sus exportaciones de tierras raras en un 31 % respecto al mes anterior, lo que agrava aún más la presión sobre los fabricantes europeos. Estas materias son esenciales para la producción de motores eléctricos e imanes, pilares de la nueva generación de vehículos ecológicos.

Dependencia crítica de China

Alemania, el corazón de la industria automotriz del continente, se encuentra especialmente expuesta. “El motor de combustión no es solo una pieza más del automóvil; ha sido la ventaja competitiva clave de la industria alemana”, explica Andreas Herrmann, experto de la Universidad de St. Gallen, en Suiza. Con la transición hacia la electrificación y la creciente dependencia de insumos chinos, esa fortaleza tradicional está en riesgo.

Tres gigantes alemanes —Volkswagen, Mercedes-Benz y BMW— dependen en gran medida del mercado chino, tanto para sus ventas como para el suministro de componentes. Sin embargo, el control extranjero sobre los chips y los materiales de tierras raras coloca a toda la cadena de valor europea en una situación de vulnerabilidad.

Nuevas restricciones desde Pekín

A la caída de las exportaciones se suma una nueva medida regulatoria. Desde comienzos de octubre, el gobierno chino implementó un sistema de licencias para las exportaciones de tierras raras, una decisión que podría ralentizar aún más los envíos hacia Europa.

Un informe reciente del Instituto Mercator para Estudios de China (MERICS), con sede en Berlín, advierte que más del 90 % de las importaciones de tierras raras de la Unión Europea provienen de China, lo que deja al bloque prácticamente sin alternativas viables a corto plazo.

La combinación de escasez de chips, tensiones geopolíticas y dependencia estructural amenaza con convertirse en el mayor desafío para la industria automotriz europea desde la pandemia. Y, según los analistas, sin una estrategia coordinada de independencia tecnológica, el continente podría perder terreno en la competencia global por el automóvil del futuro.


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