La increíble supervivencia de Ariana

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El agua la arrastró durante 30 kilómetros, como si fuera solo otra rama a merced de la corriente. Ariana Martínez, de 22 años, luchó con todas sus fuerzas, gritó, pataleó, intentó nadar… hasta que sus manos encontraron un ciprés solitario en medio del río embravecido.

Era el 4 de julio, en Kerr County, Texas. Las lluvias torrenciales desbordaron los ríos y Ariana fue sorprendida dentro de su auto, que la corriente arrastró sin piedad. Intentó salir por sus propios medios, pero la fuerza del agua fue más rápida y la sumergió. En su desesperación, el agua la llevó por más de 30 kilómetros, pasando por presas, golpeando su cuerpo contra piedras, troncos y muros.

Hasta que un árbol apareció en su camino. Se aferró a su tronco con el último hilo de fuerza que le quedaba. Allí permaneció durante cuatro largas y heladas horas, sola, deshidratada, apenas consciente, temblando y casi sin ropa. No soltó el árbol ni un solo instante.

Finalmente, un vecino que escuchó sus gritos llamó a emergencias. Cuando los rescatistas llegaron, la encontraron abrazada al ciprés, todavía resistiendo.

Hoy Ariana es prueba de que incluso en medio del caos más grande, siempre hay algo o alguien que nos sostiene. Algunos lo llaman suerte. Otros, destino. Pero muchos saben que es Dios quien envía auxilio cuando parece que ya no hay nada a qué aferrarse.

A veces el milagro no es un ángel, sino un árbol en el momento justo.

Una segunda oportunidad.

Una señal de que no estamos solos.


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