La impresión 3D se ha consolidado como una de las innovaciones más disruptivas en la odontología contemporánea, permitiendo tratamientos más precisos, rápidos y accesibles. La Dra. Sofía Alegría, periodoncista e implantóloga, afirma que desde que incorporó esta tecnología a su práctica, su forma de trabajar cambió por completo: “Pasé de realizar tratamientos de implantes y citar a los pacientes para provisionales en dos o cuatro meses, a poder ofrecer cargas completamente inmediatas el mismo día de la colocación del implante”. Este avance reduce drásticamente los tiempos de espera y mejora la experiencia del paciente, que puede ver resultados inmediatos y predecibles.
Según la especialista, la impresión 3D permite desarrollar más de 15 flujos de trabajo en odontología, incluyendo férulas oclusales, coronas, retenedores, carillas e incrustaciones, con una precisión que puede alcanzar entre 20 y 35 micras, frente a las 200 micras de los métodos convencionales. Gracias al flujo digital, una corona puede imprimirse en apenas ocho minutos, lo que representa un cambio radical frente a los procesos tradicionales de laboratorio. Estas cifras coinciden con los estudios globales de Precedence Research (2025), que proyectan que el mercado de impresión 3D dental superará los 9.600 millones de dólares para 2033, impulsado por la demanda de tratamientos más rápidos, personalizados y rentables.
La Dra. Alegría destaca que la adopción de esta tecnología no solo mejora la precisión clínica, sino también la accesibilidad para los pacientes, al reducir costos y tiempos de atención. Además, asegura que el aprendizaje es cada vez más sencillo gracias al apoyo de la inteligencia artificial: “La curva de aprendizaje es rápida; la tecnología hace cada vez más por nosotros”. Para la especialista, la impresión 3D dejará pronto de ser una ventaja tecnológica para convertirse en un estándar en todas las clínicas odontológicas, marcando el inicio de una nueva era en la atención dental.




