La fuerza pública no tiene control territorial en el Cañón del Micay

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El Ministro de Defensa de Colombia, Pedro Sánchez, admitió que la fuerza pública no tiene control territorial en el Cañón del Micay, una región estratégica para el narcotráfico en el suroccidente del país. Esta declaración fue realizada tras un atentado con explosivos contra un convoy militar en el municipio de Balboa, Cauca, que dejó varios soldados muertos y otros heridos. La zona, marcada por su difícil geografía y la presencia de múltiples grupos armados ilegales, sigue siendo un punto de alto conflicto en la lucha contra el crimen organizado.

La gravedad

El ministro Sánchez indicó que si el Estado tuviera control efectivo sobre la zona, un ataque como el ocurrido no habría sido posible. En sus declaraciones, subrayó que la presencia de actores armados ilegales como las disidencias de las FARC, el ELN y carteles de narcotráfico extranjeros, ha dificultado la intervención de las fuerzas de seguridad. Además, señaló que los grupos armados han utilizado a la población civil como barrera para frenar las acciones del Ejército, lo que agrava aún más la situación.

El Cañón del Micay se ha convertido en un territorio clave para el narcotráfico, debido a su ubicación estratégica que permite la salida de drogas hacia el océano Pacífico. La disputa por el control de este corredor entre diferentes grupos ilegales ha sumido a la región en un escenario de constante violencia. El narcotráfico se ha consolidado como una de las principales fuentes de financiación de estos grupos, lo que hace más complejo el panorama para las autoridades colombianas.

Sin garantías

La falta de presencia estatal en esta zona, donde los actores ilegales ejercen un fuerte control, también ha generado que las comunidades locales se vean atrapadas en medio del conflicto. En algunos casos, los civiles han sido obligados a bloquear el paso de los militares, actuando como una herramienta de presión de los grupos armados. Ante esta situación, el gobierno colombiano enfrenta un desafío considerable para recuperar el control y garantizar la seguridad en una región crucial para el narcotráfico.


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