La historia de Raafat al Haggan —nombre en clave del espía egipcio Refaat Al-Gammal— se convirtió en un fenómeno cultural en Egipto a finales de los años 80 gracias a la novela Fui un espía en Israel de Saleh Morsi y a su adaptación televisiva. Millones de personas siguieron la serie, fascinadas por la vida del agente que pasó 17 años infiltrado en Israel bajo una identidad falsa. Tanto la novela como la producción televisiva lo presentaron como un héroe patriótico que dedicó su vida a proporcionar información estratégica a Egipto.
Según la narrativa egipcia, Gammal nació en Damietta en 1927 y tuvo una vida marcada por dificultades económicas y problemas legales. Tras varios trabajos y viajes por Europa, fue arrestado en 1952 por falsificación. En ese momento, la recién creada inteligencia egipcia vio en él un talento útil: políglota, adaptable y hábil para asumir identidades. A cambio de evitar la cárcel, aceptó convertirse en espía, recibió entrenamiento especializado y adoptó la identidad del judío egipcio “Jacques Bitton”, con la cual ingresó a Israel en 1955.
Instalado en Tel Aviv, Gammal construyó una identidad creíble al fundar una agencia de turismo, lo que le permitió relacionarse con figuras influyentes. Desde allí transmitió a Egipto información sensible, especialmente sobre las capacidades y posiciones militares israelíes. La versión egipcia lo convierte en pieza clave durante la guerra de octubre de 1973, aportando detalles decisivos sobre la Línea Bar Lev. Su vida personal también transcurrió bajo esta identidad falsa: se casó con una alemana, Waltraud Bitton, quien nunca supo su verdadera historia.
Sin embargo, en Israel surgieron versiones contradictorias que lo señalaban como agente doble. Informes en prensa hebrea aseguran que fue descubierto en 1955 y reclutado por el Shabak para proporcionar información falsa a Egipto. Según esa visión, habría contribuido indirectamente a la derrota egipcia de 1967 al transmitir datos erróneos. No obstante, estas narrativas muestran inconsistencias: exjefes del Mossad y del Shin Bet negaron tener constancia de un espía llamado Jacques Bitton, y algunos analistas consideran que estos relatos surgieron como respuesta al enorme éxito de la serie árabe.
La versión egipcia, respaldada por las memorias de Gammal divulgadas tras su muerte en 1982, sostiene que siempre fue leal a su país. Argumentan que si hubiera sido un agente doble, Israel habría anticipado el ataque de 1973. Además, documentos proporcionados a Saleh Morsi para la novela confirman la participación de Gammal en operaciones clave, aunque el libro mezcla hechos con elementos dramáticos que generan dudas sobre algunos episodios y omisiones, como su papel limitado durante la guerra de 1967.
Raafat al Haggan se convirtió, así, en una figura que oscila entre la realidad y el mito. Para el mundo árabe, es un símbolo del patriotismo y de la capacidad operativa de la inteligencia egipcia. Para otros, un personaje envuelto en narrativas contradictorias que reflejan las tensiones políticas de la región. Su legado permanece como una historia enigmática donde se entrecruzan espionaje, ficción literaria y propaganda nacional.




