En la frontera entre Colombia y Venezuela se encuentra uno de los escenarios más sorprendentes del país, ya que la llamada estrella fluvial del sur reúne la confluencia de los ríos Orinoco, Atabapo y Guaviare, creando un fenómeno de aguas que cambian de color y que fue descrito hace más de dos siglos por Alexander von Humboldt. Aunque en este lugar no existe señal de teléfono y el pueblo más cercano se ubica a cuarenta minutos, los visitantes quedan cautivados por su belleza natural, su aislamiento absoluto y su extraordinaria riqueza cultural, lo que lo convierte en uno de los destinos más especiales de la Amazonía colombiana.
Un trayecto exigente que transforma la experiencia de cada visitante
Para llegar a este sitio los viajeros deben desplazarse desde Inírida y navegar durante varios minutos, lo cual convierte el recorrido en una aventura inolvidable. Debido a que no existen medios de comunicación modernos ni carreteras cercanas, el trayecto se transforma en parte esencial de la experiencia, pues al arribar el visitante se encuentra con aguas multicolores, abundante fauna y paisajes que parecen detenidos en el tiempo, lo que refuerza el encanto del destino. Además, durante la ruta se observan lugares de valor histórico, como la población venezolana de San Fernando de Atabapo, habitada desde hace más de 240 años, o Maviso, un islote rocoso que alberga un hotel con vistas incomparables sobre los tres ríos.
Una herencia cultural y ambiental celebrada por la región
Asimismo, la estrella fluvial no solo impacta por su belleza natural, sino también por la cultura que la rodea. El poeta Ovidio Ospina Mejía resaltó en su obra “Antología Poética del Guainía, Tierra de Muchas Aguas” la relación espiritual de los habitantes con sus ríos, lo que demuestra cómo el aislamiento se convierte en un valor cultural profundo. Debido a esta unión entre tradición y entorno, cada visita resulta en una vivencia única donde el tiempo parece detenerse y la naturaleza se revela en toda su magnitud.
Otros lugares que enriquecen la experiencia de aventura
Además de este fenómeno natural, el Guainía ofrece múltiples opciones que completan la experiencia. El Parque Nacional Natural El Tuparro, con su fauna silvestre y sus llanuras inundables, el Raudal de Maipures con sus cascadas imponentes y el Cerro Pintado con pinturas rupestres de más de 12.000 años, representan alternativas fascinantes que convierten a esta región en un paraíso de ecoturismo. Finalmente, Inírida, conocida como la ciudad de los cerros y ríos, permite organizar el transporte hacia la estrella fluvial y, al mismo tiempo, brinda espacios para conocer artesanías, mercados y tradiciones indígenas que enriquecen la experiencia cultural.




