En Colombia, las personas mayores también pueden acceder a créditos, siempre y cuando cumplan con ciertos requisitos financieros y documentales exigidos por las entidades bancarias.
Edad mínima y máxima: los rangos más comunes en el país
Aunque muchas personas se preguntan si existe una edad tope para acceder a un crédito en Colombia, lo cierto es que no hay un límite legal único ni universal, sino que cada entidad financiera establece sus propios rangos según el producto y el perfil del solicitante. La edad mínima permitida para solicitar un crédito es de 18 años, pero el límite superior puede variar entre los 62 y los 84 años, dependiendo del banco y del tipo de préstamo.
La clave está en el tipo de producto y la fuente de ingresos
Los bancos consideran varios factores además de la edad. Por ejemplo, una persona de 80 años que tenga una pensión estable, un buen historial crediticio y capacidad de endeudamiento puede ser apta para un crédito, especialmente si este es de libre inversión o una modalidad como la libranza, respaldada por ingresos fijos.
El tipo de producto financiero solicitado influye directamente en la edad máxima aceptada. Para créditos hipotecarios o de vehículos, las entidades suelen tener requisitos más estrictos debido a los plazos de pago extendidos. Sin embargo, otros como los créditos de consumo o de bajo monto tienen más flexibilidad en sus condiciones.
Los adultos mayores también acceden a productos financieros
En los últimos años, la banca colombiana ha ampliado su oferta de productos pensados especialmente para personas mayores, incluyendo cuentas de ahorro, tarjetas de crédito, seguros y hasta planes de inversión. Esto refleja un cambio en la forma en que el sistema financiero ve a los adultos mayores: no solo como clientes activos, sino también como consumidores con necesidades específicas y con la capacidad de cumplir sus obligaciones.
Más allá de la edad, importa el perfil financiero
Aunque la edad es un factor determinante, el acceso a un crédito en Colombia depende principalmente del historial crediticio, los ingresos estables y la capacidad de pago del solicitante. Por eso, sin importar si se tiene 25 u 80 años, la clave está en demostrar solidez financiera y cumplir con los requisitos del prestamista.



