LA DESILUSIÓN DE LOS DOS ADOLESCENTES QUE DESCUBRIERON UNO DE LOS DIAMANTES MÁS GRANDES DEL MUNDO

Fue la buena noticia de 2017. Los titulares de todo el mundo anunciaron el descubrimiento del "diamante de la paz" de Sierra Leona.
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En una nación africana donde los diamantes han sido sinónimo de derramamiento de sangre y miseria, la riqueza de esta piedra se utilizaría para enriquecer la vida de la población local.

Pero detrás del frenesí mediático estaban los excavadores, los hombres cuyo trabajo agotador había hecho posible el descubierto la preciosa piedra.

Komba Johnbull y Andrew Saffea eran los más jóvenes del grupo de cinco, apenas adolescentes.

Cuando vieron esa piedra grande y brillante en el suelo, creyeron que todos sus sueños se habían hecho realidad.

Pero seis años después, su milagroso descubrimiento se ve empañado por la decepción.

Plan de supervivencia

Saffea había sido un alumno estrella, pero se vio obligado a abandonar la escuela debido a la pobreza.

Y la familia de Johnbull había quedado destrozada por la guerra civil de 1991-2002.

Juntos se unieron a un grupo de cinco excavadores patrocinados por un pastor local.

No recibirían pago, pero obtendrían equipo básico y alimentos para ellos y sus familias.

Si alguna vez se descubriera un diamante, el patrocinador se quedaría con la mayor parte.

La pareja acordó un horario de trabajo agotador: levantarse al amanecer para trabajar en una granja de nueces de palma antes del desayuno, y luego ir a la mina a excavar durante el resto del día.

La esperanza era ahorrar suficiente dinero para volver a la escuela pero la realidad del trabajo fue devastadora.

«Le dije a Johnbull que mi sueño se había hecho añicos», dice Saffea.

Johnbull recuerda cómo le hicieron frente a los fuertes aguaceros y el duro calor del verano.

«Nos dábamos palabras de alento, hacíamos bromas y teníamos un dispositivo Bluetooth e incluso tocábamos música».

Además, soñaban con lo que harían si de repente se hicieran ricos.

Johnbull quería una casa de dos pisos y un Toyota FJ Cruiser, mientras que Saffea quería terminar su educación.

Diamante masivo

El día que finalmente tuvieron suerte comenzó como cualquier otro, con un desayuno de plátanos hervidos y una oración, antes de dirigirse a la mina.

Los excavadores sólo dedican una pequeña cantidad de tiempo a buscar diamantes activamente.

Ese viernes 13 de marzo de 2017, su plan era trabajar en los preparativos mineros: comenzar remover tierra, extraer grava y lidiar con las inundaciones desde el inicio de la temporada de lluvias.

Fue entonces que los ojos de Johnbull captaron un brillo.

«Vi una piedra bajo el agua corriente que estaba siendo arrastrada. Fue puro instinto pues nunca antes había visto un diamante.

«Me quedé mirando la piedra durante más de un minuto. Luego le dije a mi tío: ‘Tío, esa piedra brilla, ¿qué clase de piedra es?'».

Johnbull se agachó y la sacó del agua.

«Era muy fría. Tan pronto como lo saqué, me lo quitaron y dijeron: ‘¡Esto es un diamante!’«.

Tenía 709 quilates, lo que la convierte en la decimocuarta más grande registrada en el mundo.

Los excavadores alertaron a su patrocinador, el pastor Emmanuel Momoh, quien hizo historia al llevarlo al gobierno, en lugar de venderlo en el mercado negro.

Se vendió en una subasta por US6,5 millones.


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