La transformación educativa que Colombia necesita para cerrar la brecha laboral

La educación en Colombia necesita una transformación estructural para responder a las demandas del mercado laboral, con modelos más flexibles, financiamiento accesible y formación en habilidades del siglo XXI.
MODELOS DE EDUCACIÓN
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Colombia enfrenta una transformación urgente en su modelo educativo debido a los cambios tecnológicos, demográficos y económicos que están redefiniendo el vínculo entre educación y empleo. Según un informe de la Universidad EIA, el país necesita replantear sus esquemas de formación para adaptarse a los desafíos del mercado laboral actual y futuro.

El Foro Económico Mundial advierte que el 39% de las habilidades actuales quedarán obsoletas para 2030, y en Colombia, el panorama es preocupante: el crecimiento de la educación superior ha caído del 7% al 1,2% anual. Esta desaceleración obedece no solo a factores demográficos, sino también a una creciente desmotivación de los jóvenes frente a carreras largas y tradicionales.

Formación más corta y flexible: la respuesta de una nueva generación

El profesor Miguel Fernando Jaramillo, de la Universidad EIA, sostiene que los jóvenes prefieren formaciones más ágiles, como certificaciones técnicas, cursos virtuales o emprendimiento, en lugar de comprometerse cinco años con una carrera. Sin embargo, el sistema educativo sigue siendo rígido, y los procesos para actualizar o aprobar nuevos programas académicos pueden tardar años, lo que impide una respuesta oportuna a las necesidades del sector productivo.

Algunas universidades han comenzado a implementar modelos basados en competencias, ciclos cortos y énfasis en habilidades clave como pensamiento crítico, resolución de problemas y alfabetización digital. La actualización constante de contenidos y metodologías es esencial para reducir la brecha entre academia y empresa.

La empresa también debe formar: un nuevo modelo de corresponsabilidad

Para lograr una verdadera transformación, las universidades no pueden trabajar solas. La decana Lina María Agudelo afirma que las empresas deben actuar como agentes educativos, participando en el diseño curricular y aportando desde la experiencia práctica. Los colegios, por su parte, deben desarrollar habilidades desde la infancia, y las familias tienen un rol clave en fomentar el aprendizaje continuo y la resiliencia.

Financiar la educación: otro reto urgente

El acceso a la educación superior sigue siendo limitado por barreras económicas, agravadas por la crisis del Icetex, que este año solo ofrecerá 10.000 cupos frente a los 60.000 habituales. Además, muchos estudiantes han visto aumentadas sus cuotas hasta en un 60% por cambios en las condiciones de crédito.

Esto hace evidente la necesidad de esquemas de financiamiento sostenibles, como créditos condonables, pagos según ingresos y alianzas entre lo público y lo privado. También es vital fortalecer la formación técnica y tecnológica, una vía de alta empleabilidad aún poco valorada.

Las habilidades más demandadas para 2025

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, las habilidades que más buscarán los empleadores son:

  • Pensamiento analítico (69%)
  • Resiliencia, flexibilidad y agilidad (67%)
  • Liderazgo e influencia social (65%)
  • Pensamiento creativo (57%)

No obstante, estas habilidades aún no se están enseñando de forma adecuada en los niveles de educación básica y media, lo que impide preparar a los jóvenes para un entorno laboral cambiante y competitivo.


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