La civilización nihilista no ofrece esperanzas

[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Male" buttontext="Escuchar Noticia"]
Compartir en

El avance acelerado de la automatización y la digitalización está moldeando un modelo de sociedad que algunos expertos ya califican como una “civilización nihilista”, donde el progreso tecnológico no se traduce en bienestar colectivo, sino en una creciente sensación de vacío social y falta de futuro compartido.

De acuerdo con analistas, estas transformaciones concentran el poder económico y político en manos de una élite cada vez más reducida, capaz de controlar datos, plataformas y sistemas productivos altamente tecnificados. Mientras tanto, amplios sectores sociales quedan excluidos, enfrentando empleos precarizados, oportunidades limitadas y una brecha digital que se vuelve más profunda con cada innovación.

La promesa tecnológica, lejos de democratizar el acceso al desarrollo, está generando una estructura de desigualdad más rígida, donde la movilidad social se estanca y la meritocracia se convierte en un discurso vacío. Para muchos, el reto es urgente: diseñar políticas públicas y marcos éticos que humanicen la tecnología, redistribuyan sus beneficios y devuelvan sentido a una ciudadanía atrapada entre la hiperconectividad y la desesperanza.


Compartir en