La capital prohíbe el uso de llamas en el turismo y activa un plan de transición histórico

La administración distrital ha puesto en marcha un plan de transición sin precedentes se prohíbe el uso de llamas como forma de turismo
La capital prohíbe el uso de llamas en el turismo y activa un plan de transición histórico
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La administración distrital de Bogotá ha puesto en marcha un plan de transición sin precedentes para eliminar progresivamente el uso de llamas y alpacas con fines turísticos en el espacio público. Esta medida, un avance significativo en la protección y el bienestar animal, responde a las preocupaciones sobre el maltrato físico y psicológico que sufren estos animales no autóctonos. La decisión, que se alinea con la visión de la ciudad como un destino inteligente y responsable, marca un hito en la construcción de un turismo más ético y consciente. Por lo tanto, el Distrito busca educar a turistas y residentes sobre la importancia de evitar actividades que implican la explotación animal, promoviendo en su lugar una relación de respeto con la vida.

El Distrito implementa un censo y un plan de apoyo para las familias involucradas

Para garantizar una transición justa, la Alcaldía de Bogotá, a través del Instituto Distrital de Turismo (IDT) y otras entidades, ha iniciado un censo oficial que permite identificar el número de llamas utilizadas, su estado de salud y las condiciones de las familias que dependen económicamente de esta práctica. En consecuencia, el plan de transición se enfoca en brindar un nuevo hogar a los animales y, al mismo tiempo, ofrecer un programa de acompañamiento y reconversión laboral a los «llameros» que han vivido de esta actividad. Esta estrategia, además, busca evitar la llegada de nuevos actores para frenar el uso indebido de los animales en el futuro.

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Sensibilización y colaboración: pilares del nuevo modelo turístico

El Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA), la Secretaría Distrital de Gobierno y la Policía de Turismo han desarrollado campañas de sensibilización en corredores turísticos como el Centro Histórico de La Candelaria, el Cerro de Monserrate y el barrio 20 de Julio, llegando a más de 5,000 personas. Estas acciones tienen un mensaje claro: las llamas no son atracciones turísticas. En consecuencia, la administración busca fomentar una cultura de respeto y cuidado, promoviendo un turismo que no explota, sino que cuida, educa y dignifica. Este esfuerzo colaborativo demuestra el compromiso de Bogotá con la construcción de un turismo que valora la vida en todas sus formas.

Un proyecto de decreto que refleja una política de ciudad

El proyecto de decreto, que busca declarar a Bogotá como un territorio libre de explotación económica de animales, se publicó en la plataforma LegalBog para recibir comentarios y propuestas de la ciudadanía. Esta participación ciudadana es crucial, pues garantiza que la política pública sea una construcción colectiva. Al integrar las voces de residentes y expertos, el Distrito asegura un enfoque integral y sostenible. Así, la capital fortalece su marco regulatorio para el bienestar animal y se alinea con las tendencias globales que rechazan el uso de animales para entretenimiento, tal como se ha visto en otras ciudades que han tomado medidas similares en sus políticas turísticas y de bienestar animal.

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El turismo del futuro es responsable y ético

La decisión de eliminar el uso de llamas con fines turísticos no solo beneficia a los animales, sino que también refuerza la imagen de Bogotá como un destino de vanguardia. La ciudad se posiciona como un líder en turismo inteligente, donde el respeto por la vida es un componente central de la experiencia del viajero. El director del IDT, Andrés Santamaría, afirmó que con este paso, «Bogotá empieza a cambiar una historia de explotación por una de dignidad». En suma, el compromiso de la ciudad con un turismo que transforma y dignifica demuestra que es posible crecer económicamente sin comprometer los valores éticos, ofreciendo a los visitantes una experiencia auténtica y respetuosa.


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