El Gobierno Nacional lanzó el programa “Vías para la Paz”, una estrategia de infraestructura que destina 15,04 billones de pesos para la construcción, rehabilitación y mantenimiento de 20 corredores viales en regiones históricamente afectadas por el conflicto armado, el abandono estatal y la desigualdad.
El plan, declarado de importancia estratégica a través de un documento CONPES liderado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), busca cerrar brechas territoriales, mejorar la conectividad y fomentar el desarrollo socioeconómico, además de consolidar la presencia del Estado en zonas que durante décadas permanecieron marginadas.
Las obras estarán a cargo de INVÍAS y se desarrollarán entre 2026 y 2035. Se priorizaron ocho corredores nacionales clave, como Quibdó–Medellín y Quibdó–Pereira (para conectar el Pacífico con el centro del país), San Francisco–Mocoa (fundamental para la Amazonía), Necoclí–Arboletes–Puerto Rey (con salida al Caribe) y Pasto–Estanquillo (para fortalecer el comercio con Ecuador y Perú), entre otros. A estos se suman 12 proyectos regionales, como la Vía al Mar del Cauca, la Transversal del Catatumbo, la Ruta del Arroz y corredores en La Guajira para el pueblo Wayúu, en cumplimiento de sentencias judiciales.
Más allá de la infraestructura, el programa representa una política de paz territorial. Se enmarca en los Pactos Territoriales firmados por el presidente Gustavo Petro con comunidades y autoridades locales, integrando obras físicas con oportunidades de empleo, crecimiento económico, equidad y reconciliación social. En palabras del DNP, estas vías no son solo carreteras, sino “oportunidades de vida, comercio y reconciliación”.
El impacto económico será significativo: se proyecta la generación de más de 39.000 empleos directos y 262.000 indirectos, junto con ahorros anuales estimados en $2,5 billones en costos de operación vehicular y una reducción de 18,7 millones de horas de viaje por año. Estas mejoras beneficiarán directamente a agricultores, transportadores y familias rurales, facilitando el acceso a mercados y servicios.
Las vías tendrán estándares de infraestructura resiliente, diseñadas para resistir fenómenos como inundaciones y deslizamientos, garantizando seguridad vial y continuidad operativa.
Finalmente, “Vías para la Paz” simboliza un cambio estructural en la política de infraestructura del país: cada kilómetro construido será un paso hacia la equidad, la integración y la reparación histórica. Para el Gobierno, la conectividad es un instrumento de paz que permite descentralizar recursos, acercar el Estado a territorios olvidados y consolidar un modelo de desarrollo incluyente.




