Mantenerse activo es clave para prevenir enfermedades crónicas y mejorar el bienestar mental y físico.
La actividad física, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se refiere a cualquier movimiento corporal generado por los músculos esqueléticos que requiere gasto energético. Esto incluye actividades cotidianas como caminar, montar bicicleta, realizar tareas domésticas, y también aquellas más intensas como practicar deportes o participar en juegos recreativos. Tanto las actividades moderadas como las intensas proporcionan beneficios significativos para la salud física y mental.
El impacto positivo de la actividad física es evidente en todas las etapas de la vida. En adultos, reduce el riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, y mejora la salud mental al disminuir los síntomas de ansiedad y depresión. En los niños y adolescentes, la actividad física fortalece los huesos, estimula el crecimiento y desarrollo muscular, y favorece el desarrollo motor y cognitivo. Además, es un factor esencial para mejorar la salud cerebral y el bienestar general.
Para maximizar los beneficios, la OMS ha establecido directrices que recomiendan niveles específicos de actividad física para cada grupo etario.
Sin embargo, a nivel mundial, los niveles de actividad física no alcanzan los mínimos recomendados por la OMS. Se estima que el 31% de los adultos y el 80% de los adolescentes no cumplen con los niveles necesarios, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles (ENT) y agrava la carga de los sistemas de salud. Se prevé que, de no revertirse esta tendencia, los costos para los sistemas de salud pública podrían ascender a 300 mil millones de dólares entre 2020 y 2030.
El sedentarismo también constituye un grave riesgo para la salud. Actividades como permanecer sentados por tiempos prolongados aumentan la grasa corporal y reducen la capacidad física y mental, tanto en adultos como en adolescentes y niños. Para combatir estos efectos, la OMS promueve la reducción de la inactividad física en un 10% para 2025 y un 15% para 2030 en comparación con los niveles de 2010.
