Desde los pasillos del Congreso hasta maniobras de última hora — esta es la jugada legislativa que le da otro aire a la reforma tributaria del gobierno, con todo el contexto y sus implicaciones.
Contexto general
El gobierno de Gustavo Petro ingresó una nueva propuesta de reforma tributaria con la intención de recaudar recursos importantes para financiar su presupuesto de 2026 y cubrir el déficit fiscal estructural.
Pero el proyecto no ha tenido un camino fácil: enfrenta un clima adverso en el Congreso, críticas desde la oposición y oposición ciudadana preocupada por impacto económico, recordando episodios anteriores de tensiones por reformas similares.
Qué pasó en el Congreso — la “jugadita” que le dio oxígeno al gobierno
- En las comisiones económicas del Congreso se habían radicado tres ponencias: dos calificadas como “ponencia negativa” y una como “ponencia de archivo”. Si se aprobaba el archivo, la reforma quedaba hundida de una vez.
- El problema para el gobierno: no tenía votos suficientes para aprobar definitivamente el proyecto. Igualmente, la oposición no tenía los votos suficientes para ejecutar el archivo de forma definitiva.
- En ese contexto, quienes apoyan al Ejecutivo —con el respaldo del ministro del Interior, Armando Benedetti— maniobraron una estrategia: en lugar de acumular todas las ponencias negativas, decidieron excluir la ponencia de archivo de ese paquete. Así, separaron su votación.
- Luego, en la Comisión Tercera de la Cámara, se votaron primero las ponencias negativas, las cuales fueron negadas — 5 votos contra 16. Así, ese primer paso le dio una derrota a quienes querían hundir la reforma.
- Tras ello, se debía votar la ponencia de archivo: sin embargo — y aquí está la jugada clave — en la Comisión Cuarta, los legisladores afines al gobierno “rompieron el quórum” (es decir, se retiraron o no votaron), impidiendo que se tomara la decisión ese mismo día.
- Gracias a esa ruptura de quórum, la votación quedó aplazada para más adelante — dándole tiempo al gobierno para negociar, buscar votos adicionales, y revivir la opción de aprobar la reforma.
En resumen: con una maniobra de procedimiento —evitar la acumulación de ponencias y forzar una votación separada, y luego romper quórum en el momento clave— el oficialismo logró postergar el hundimiento de su reforma. Esa jugada le dio “oxígeno” al gobierno para seguir negociando.
Qué significa políticamente
- Para el gobierno: esta maniobra representa una nueva oportunidad para salvar la reforma tributaria. Le concede tiempo adicional para buscar apoyos y evitar una derrota definitiva, manteniendo con vida uno de sus proyectos clave.
- Para la oposición: la estrategia ha sido calificada como irregular e incluso anti-ética. Legisladores contrarios a la reforma aseguran que se trata de una “estrategia dilatoria” para evitar que la reforma se hunda cuando no tienen votos.
- Para el país: si la iniciativa prospera, significaría un nuevo régimen tributario que apuntaría —según el gobierno— a recaudar recursos gravando principalmente a quienes tienen mayores ingresos, grandes empresas, patrimonios altos, y ciertos bienes de lujo o consumo. Pero muchos ciudadanos temen que pese a las promesas, la carga termine recayendo en clases medias, o que la reforma dinamice inflación, aumento de costos de vida, servicios, bienes, etc.
Declaraciones recientes del gobierno
El mismo presidente Petro ha señalado que sin la aprobación de la reforma podría haber una crisis fiscal profunda, incluso un “default” de las finanzas públicas.
Según el mandatario, su gobierno no ha financiado el gasto público con deuda — sino que busca equilibrar las cuentas mediante nuevos ingresos — y que los impuestos planteados se dirigirán a quienes más pueden aportar, no al trabajador promedio o al ciudadano de ingresos bajos.
Asimismo, ha justificado la reforma como necesaria para sostener el “Estado Social de Derecho” y mantener la financiación de políticas sociales.
Qué sigue: próximas decisiones y posibles escenarios
- El debate quedó aplazado: la sesión fue reprogramada para los próximos días — lo que da al gobierno una nueva ventana de negociación.
- Si logra convencer congresistas indecisos, la reforma podría avanzar; pero si la oposición despierta, denuncia irregularidades, y logra articular votos, la iniciativa podría hundirse definitivamente.
- Más allá del Congreso, se avecinan debates públicos: ciudadanos, gremios, sectores productivos y economistas opinarán sobre el impacto real de la reforma. La presión social podría jugar un papel relevante.
- Finalmente, la aprobación o no de la reforma tendrá efectos concretos: en el equilibrio fiscal, en impuestos, en política social, en la economía del país, y en la credibilidad del gobierno.




