Juegos de poder electoral

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En el conservatismo huilense y en las toldas de Cambio Radical, el apellido Losada ya no impone. Jaime Felipe, intenta volver al juego político, pero el terreno se le ha vuelto resbaladizo. Dirigentes, financiadores y estructuras electorales recuerdan su último paso por las urnas como un fracaso: promesas infladas, operaciones políticas sin retorno y un caudal electoral que no se reflejó en votos.


La situación es clara: nadie quiere arriesgar su capital político ni económico por un candidato que, aunque con recorrido, genera más dudas que certezas. Felipe Losada entrega hojas de vida, estadísticas, fotos y currículos, pero no logra el clic. Hay quienes lo ven más como una figura del pasado que como una opción real de poder.

Sin tanto ruido
Aunque Julio César Triana también ha pasado por su propia curva descendente, en esta ocasión es Felipe quien carga con el peso del rechazo. La dirigencia nacional de ambos partidos observa con frialdad. No hay recursos, no hay entusiasmo, y en los comités políticos de base la frase que retumba es: “No vamos a botar plata en campañas muertas”.


Mientras tanto, los alcaldes y operadores políticos tradicionales optan por esperar a que surja una figura con verdadero arrastre. Una apuesta con futuro, no con recuerdos. El dilema ya no es quién se lanza, sino quién tiene con qué ganar. Y por ahora, Felipe Losada no parece ser la respuesta.


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