JUEGO SIN PÚBLICO

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El Deportes Tolima celebró una importante victoria tras el gol de Brayan Rovira al minuto 22, que significó tres puntos valiosos para las aspiraciones del equipo dirigido por Lucas González. Sin embargo, más allá de lo deportivo, la jornada dejó al descubierto un escenario preocupante para la institución: la notable ausencia de aficionados en las graderías del estadio Manuel Murillo Toro, tema que el club no tardó en manifestar a través de sus canales oficiales.

Esta situación se da en medio de las recientes declaraciones del presidente César Camargo Serrano, quien ha empezado a señalar a los propios hinchas como responsables del rumbo del equipo, por lo que considera una falta de respaldo desde las tribunas. Su cambio de discurso ha generado controversia, dividiendo opiniones tanto en medios deportivos como entre la propia afición, sobre si su llamado de atención tiene justificación o es una estrategia de presión mal enfocada.

Lo cierto es que, mientras el equipo muestra una mejora en su rendimiento y avanza con un nuevo proyecto deportivo, parece crecer la brecha entre la directiva y los seguidores. La estrategia para fidelizar al hincha no ha dado los resultados esperados, como lo reflejan las cifras oficiales de asistencia: tan solo 3.371 personas ingresaron al estadio con boleta paga, incluyendo los 1.952 abonados de temporada. Es decir, únicamente se vendieron 1.419 entradas en taquilla.

Aunque el ambiente previo al juego fue animado y emotivo —con un tifo que decía «hay que ser campeones», en alusión a la identidad Pijao—, el número real de asistentes sigue siendo bajo. Muchos de los presentes habrían accedido con cortesías o compromisos comerciales, lo cual distorsiona la percepción de acompañamiento genuino y plantea una preocupación para las finanzas del club.

La etapa de venta de tiqueteras para los 10 partidos del ‘todos contra todos’ duró apenas seis días, y aunque los resultados iniciales fueron aceptables, la venta individual de entradas ha sido limitada. Uno de los motivos podría ser el elevado costo de las boletas, con un precio base de $38.000, un valor alto para una ciudad como Ibagué, donde buena parte de los hinchas tradicionales enfrenta restricciones económicas.

Pese a estos tropiezos fuera del campo, el equipo ha logrado dos victorias consecutivas, lo que podría animar a los seguidores a regresar al estadio. En el horizonte se avecinan dos retos importantes: el juego por Copa BetPlay frente a Real Cundinamarca, el martes 29 de julio (7:00 p. m.); y un esperado duelo liguero ante Atlético Nacional, el sábado 2 de agosto (6:20 p. m.), que pondrá a prueba la lealtad de la hinchada en un calendario exigente.

Con un panorama deportivo que empieza a ser alentador, la gran tarea de la dirigencia será reconectar con su afición, ajustar su estrategia de acercamiento y crear verdaderos incentivos que devuelvan el entusiasmo a las tribunas, fundamentales para el sostenimiento económico y emocional de cualquier club.


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