Jonathan Parra, un joven de 27 años que estudia artes plásticas en la Universidad Antonio Nariño, ha captado la atención en Bogotá por adoptar una forma de vida muy singular: se identifica como una pantera. Camina en cuatro patas por las calles, lleva una cola negra de peluche y orejas en la cabeza. Según él, no se trata de una actuación ni una moda, sino de una expresión real de su identidad.
Desde su infancia, Parra sintió una conexión profunda con los animales. El cariño que su familia le enseñó hacia ellos se convirtió en una búsqueda interior, que lo llevó a asumir las conductas y energía del felino como parte de su rutina diaria. “Fue un ‘boom’ que me detonó aquí en la cabecita y dije: los animales son increíbles y yo estoy seguro de que puedo hacer lo que ellos”, explicó.

Además de vivir como pantera, Parra mantiene una relación amorosa con una joven que también se identifica de forma especial: como un hada. Para él, su noviazgo demuestra que, a pesar de los prejuicios, es posible formar vínculos sinceros. “Es un ejemplo de que se puede encontrar el amor siendo uno mismo”, asegura.
Aunque su forma de vida ha despertado opiniones divididas, algunos lo aplauden como una forma libre de expresión y otros lo critican, Jonathan tiene claro que su único objetivo es vivir auténticamente. “Nunca he hecho daño ni pienso hacerlo… no puedo escapar de mi naturaleza humana. Mientras mi libertad no transgreda la tuya, todo bien”, afirmó con convicción.
Su historia ha generado revuelo en redes sociales y entre compañeros de universidad, pero él continúa caminando firme, como pantera, y sin miedo a mostrarse tal como es.

