Japón atraviesa uno de los momentos turísticos más intensos de su historia reciente. En lo que va del año, el país ha recibido una cifra récord de visitantes, superando ampliamente los números previos a la pandemia y posicionándose como uno de los destinos más cotizados de Asia. Sin embargo, este crecimiento también ha despertado un debate nacional sobre la necesidad de implementar medidas más estrictas para proteger los sitios culturales y naturales.
El Gobierno japonés ha comenzado a aplicar nuevas normas de control de acceso en áreas como Kioto, el Monte Fuji y algunos barrios icónicos de Tokio. Además, se ha introducido un sistema de tarifas especiales para los turistas que deseen ingresar a zonas de alto valor patrimonial. La meta es reducir el impacto del turismo masivo, proteger a las comunidades locales y fomentar experiencias más responsables y sostenibles.
Por su parte, operadores turísticos están renovando sus propuestas para incluir actividades ecológicas, visitas guiadas responsables y rutas alternativas que descongestionan los lugares más concurridos. Con estas medidas, Japón busca equilibrar su creciente popularidad mundial con una estrategia que garantice la preservación de su herencia cultural y sus paisajes naturales.
