Jane Goodall, quien falleció recientemente a los 91 años, dejó un legado imborrable como primatóloga, etóloga y defensora incansable de la naturaleza. Nacida en Inglaterra en 1934, Goodall se convirtió en una figura revolucionaria en la ciencia al dedicar su vida a comprender a los chimpancés y promover la conservación ecológica.
Su trabajo comenzó en 1960, en la reserva de chimpancés de Gombe, Tanzania, bajo el patrocinio de Louis Leakey. Sin formación universitaria formal en biología al inicio, Goodall se armó de paciencia, observación persistente y un profundo respeto por los animales, lo que le permitió captar comportamientos sorprendentes: uso de herramientas, complejidad social, adopciones y fuertes vínculos familiares entre los chimpancés.
Uno de los descubrimientos más influyentes fue ver que los chimpancés no solo usan herramientas, sino que tienen personalidades individuales, emociones y una vida social tan rica y compleja que obligó a replantear ideas sobre lo que nos hace humanos. Goodall demostró que los chimpancés también cazan, sienten dolor, muestran altruismo y duelo.
Con los años, Goodall amplió su rol científico hacia un activismo global. Fundó en 1977 el Instituto Jane Goodall, que dirige programas de conservación, educación ambiental y protección de hábitats naturales. A partir de 1991, impulsó la iniciativa Roots & Shoots (Raíces y Brotes), un movimiento juvenil que promueve acciones locales para cuidar el medio ambiente.
Además de sus aportes científicos, Goodall recibió múltiples reconocimientos: fue nombrada Mensajera de la Paz por la ONU y obtuvo títulos honoris causa en decenas de universidades. Su influencia trascendió los círculos académicos, llegando al público general a través de libros, documentales y conferencias que inspiraron a generaciones enteras.
El mensaje de Jane Goodall fue siempre claro: proteger la naturaleza no es una opción, sino una responsabilidad que corre por cuenta de cada ser humano. En sus últimos trabajos reflexionó sobre la urgencia del cambio climático, la conservación y la esperanza como fuerza para enfrentar los retos ecológicos del mundo actual.




