¿Qué verán los espectadores en “Los expedientes secretos”?
No se trata de historias de ciencia ficción, sino de una realidad que nos está ocurriendo en nuestro tiempo y espacio. Hemos observado que el Congreso de Estados Unidos, científicos de Harvard e incluso medios de comunicación han venido aceptando que no estamos solos. Fuimos considerados periodistas que habían perdido credibilidad por visibilizar estos sucesos, pero fue gracias al trabajo de más de 30 años y también a la participación de personas de ese país que filtraron y liberaron evidencia, que hoy podemos hablar de un cambio de perspectiva. Esto nos lleva a poder presentar esta serie de trabajos e investigaciones coyunturales que la misma gente pide, porque quieren saber lo que está pasando y lo que ha pasado años atrás.
¿Cree que en los últimos años, gracias a la tecnología, la gente ha podido ver cosas que no puede explicar?
Sí. Hemos observado un incremento en la actividad del fenómeno inusitado en los últimos dos o tres años. Nunca habíamos visto tantos avistamientos tan cercanos, objetos que están bajando literalmente a la altura de nuestros ojos para que los podamos ver. Esto nos lleva a considerar la posibilidad de que ellos estén motivando la posibilidad de un inicio de comunicación, que creo que es lo que sigue. Por eso es tan importante este trabajo con History, que es uno de los canales que más a profundizado en este tema y le ha dado más credibilidad. Vamos a presentar casos muy relevantes con evidencias y soportes, en este programa no vinimos a hablar por hablar.
Hemos estado acompañados quizá desde siempre, pero creo que desde 1945, cuando se detonaron las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, se empezó a hablar en voz alta del tema y comenzaron los avistamientos. Varios ovnis se vieron atraídos al lugar en el que se detonaron las bombas y años más tarde, en 1950, tres objetos voladores fueron recuperados. Esta información fue confirmada por un documento desclasificado por el FBI, el “Guy Hottel Memo”, fechado el 22 de marzo de 1950. Ese documento se le remitió al entonces director del FBI, Edgar Hoover, y por esos años, la decisión que tomó el Pentágono en Estados Unidos fue ocultar y mentir, algo que en la actualidad los tiene en una situación complicada.
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