Más de 75 municipios italianos paralizaron sus actividades con un paro nacional de 24 horas que exige el fin de la complicidad militar con Israel en el conflicto de Gaza. Sindicatos de base organizaron bloqueos en puertos, carreteras y estaciones, impulsando un lema de “bloqueo total” como forma de presión política.
El movimiento contó con la movilización de decenas de miles de ciudadanos y enfrentó confrontaciones menores con fuerzas del orden. Aunque la huelga no fue total (algunos servicios esenciales continuaron), dejó clara la indignación social frente a políticas exteriores percibidas como cómplices. En Roma y Bolonia se reportaron detenciones y caos parcial en el transporte público.
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