Irán disparó 10 misiles contra bases militares de Estados Unidos en Catar e Irak: máxima tensión en Medio Oriente

Las bases militares atacadas por Irán fueron Al Udeid en Catar y Ain al-Asad en Irak. Según la versión de Estados Unidos, hubo daños menores
Misil iraní - imagen ilustrativa
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La tensión en Medio Oriente escaló a su punto más alto este lunes, luego de que Irán iniciara un contraataque contra objetivos de Estados Unidos en la región. En la respuesta de Teherán a los bombardeos de Estados Unidos contra plantas nucleares y de Israel al cuartel de la Guardia Revolucionaria, se dispararon diez misiles contra dos bases militares de Estados Unidos: una en Catar y otra en Irak.

De acuerdo con reportes desde la base aérea Al Udeid en Doha, Catar, en el cielo se registraron varias explosiones y fueron activadas las defensas antiaéreas, principalmente el sistema Patriot de origen estadounidense.

Al mismo tiempo, fue cerrado de manera temporal el espacio aéreo para garantizar la seguridad de civiles y residentes. Estados Unidos informó que la mayor parte de los proyectiles fueron neutralizados, impidiendo “daños significativos”.

Por su parte, la Guardia Revolucionaria iraní describió la operación como un «devastador y poderoso ataque» contra la base en suelo catarí, considerada por Teherán como el «mayor activo estratégico» de Washington en la región.

En cuanto a la base estadounidense en Irak, Ain al-Asad, localizada en la provincia de Al Anbar, reportes oficiales del mando estadounidense aseguraron que el sistema de defensa antimisiles logró interceptar la mayoría de los proyectiles lanzados por Irán, lo que evitó daños significativos en la infraestructura y no se reportaron víctimas.

No obstante, diversas fuentes indicaron que hubo impactos menores en áreas periféricas de la base, sin comprometer su operatividad ni poner en riesgo al personal militar.

Ataque simétrico

El Consejo Nacional Supremo de Seguridad iraní confirmó que el número de misiles empleados en esta represalia fue equivalente al de bombas utilizadas por Estados Unidos en su ofensiva contra las instalaciones nucleares iraníes.

Desde Teherán se enfatizó que, aunque el ataque fue contundente, se evitó afectar zonas urbanas en Qatar, buscando no dañar la relación histórica y «cálida» con ese país.

El presidente iraní Masud Pezeshkian reiteró en sus declaraciones que la «agresión» estadounidense no quedaría impune y prometió defender la soberanía nacional con «fe, sabiduría y determinación».

Máxima tensión

El contraataque se produce en un contexto de escalada militar que involucra a múltiples actores en Medio Oriente. Estados Unidos, que se había alineado con Israel en los ataques contra Irán, ha reforzado su presencia militar en la región y mantiene una vigilancia activa sobre el estratégico estrecho de Ormuz, cuya posible clausura por parte de Irán podría afectar el tránsito de aproximadamente una quinta parte del petróleo mundial.

Teherán ha advertido que extenderá sus operaciones contra objetivos estadounidenses y aliados si persisten las agresiones, lo que implica un riesgo creciente de involucramiento de países como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y otros estados del Golfo, así como la posible participación indirecta de potencias globales como Rusia y China.


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