En las últimas 24 horas, Irán ha llevado a cabo una ofensiva militar de gran envergadura contra Israel, marcando una escalada significativa en el conflicto que mantiene la región en vilo. La ofensiva incluyó el lanzamiento de misiles balísticos de mediano alcance y drones armados, además del uso de armamento supersónico, una novedad que subraya la sofisticación y la capacidad tecnológica de Teherán para desafiar las defensas israelíes. Este arsenal fue empleado en un ataque coordinado que tuvo como blancos estratégicos varias instalaciones militares clave en territorio israelí.
Entre los objetivos más destacados se encuentra el complejo conocido como el «Pentágono de Israel», una instalación de alta seguridad que alberga centros de comando y control vitales para la defensa nacional. Según fuentes militares, este complejo fue alcanzado por uno de los misiles supersónicos iraníes, causando daños estructurales significativos y poniendo en alerta máxima a las autoridades israelíes. La magnitud del impacto en esta instalación representa un desafío sin precedentes para la seguridad del país.
Además del «Pentágono de Israel», las fuerzas iraníes atacaron bases militares, radares de defensa aérea y centros logísticos ubicados en el norte y centro de Israel. Aunque el sistema antimisiles Cúpula de Hierro interceptó la mayoría de los proyectiles, varios misiles lograron evadir la defensa y causar daños en zonas urbanas, incluyendo áreas residenciales próximas a Haifa y Tel Aviv. Estas incursiones han generado un clima de tensión y alarma entre la población civil.
El impacto humanitario, de acuerdo con observadores internacionales, ha sido considerable. Los hospitales en las regiones afectadas reportan decenas de heridos, muchos de ellos por fragmentos de explosiones y colapsos parciales de estructuras. Las sirenas antiaéreas sonaron durante horas, obligando a miles de ciudadanos a buscar refugio en sótanos y refugios públicos, mientras las autoridades locales declararon estado de emergencia en varias áreas. La infraestructura civil también sufrió daños, con cortes de energía y afectaciones en las redes de comunicación que complican la respuesta de emergencia.
Las escuelas y centros comunitarios en las zonas israelíes impactadas suspendieron sus actividades, y la vida cotidiana se ha visto interrumpida por la constante amenaza de nuevos ataques. Equipos de rescate y servicios de emergencia trabajan sin descanso para atender a los afectados y evaluar la magnitud de los daños materiales.
La comunidad internacional ha expresado profunda preocupación por la escalada bélica. Organismos humanitarios han solicitado acceso inmediato a las zonas afectadas para brindar asistencia, mientras que gobiernos de la región y potencias globales han hecho llamados urgentes a la moderación y al diálogo. El Consejo de Seguridad de la ONU prepara una sesión extraordinaria para abordar la crisis y buscar mecanismos de contención.
En respuesta a estos ataques, el gobierno israelí ha prometido una reacción “contundente y proporcional”. Altos mandos militares confirmaron que se han movilizado refuerzos hacia las fronteras norte y sur, y que se preparan operaciones selectivas contra posiciones iraníes en Siria y otras áreas bajo influencia de Teherán. El gabinete de seguridad mantiene reuniones permanentes para definir la estrategia a seguir en las próximas horas.
Analistas políticos y militares advierten que el uso de armamento supersónico por parte de Irán marca un punto de inflexión en la dinámica del conflicto, elevando el riesgo de una confrontación más amplia y prolongada. La capacidad de estos misiles para evadir sistemas de defensa tradicionales complica la seguridad israelí y podría desencadenar una respuesta militar aún más agresiva.




