En medio del revuelo internacional por la incautación del petrolero Talara en el golfo Pérsico, el gobierno de Irán hizo una declaración inesperada sobre su programa nuclear. El canciller Abbas Araghchi aseguró que actualmente no existe enriquecimiento de uranio en el país, afirmando que las instalaciones fueron inutilizadas tras los bombardeos recientes de Israel y Estados Unidos. También insistió en que todo el material nuclear está bajo monitoreo del OIEA.
La afirmación llegó mientras Washington exigía explicaciones por el abordaje militar del Talara, un buque que transportaba 30.000 toneladas de petroquímicos hacia Singapur. Para Estados Unidos, el operativo iraní constituye una acción “sin fundamento legal” y una amenaza directa al comercio internacional.
Durante una conferencia en Teherán, el gobierno iraní reiteró que su derecho al uso pacífico de la energía nuclear es “inalienable”, pero dejó la puerta entreabierta a nuevas negociaciones, siempre que Washington abandone lo que califican como “demandas maximalistas”.
El evento, que reunió a diplomáticos y analistas alineados con el régimen, también enfatizó la situación de vulnerabilidad del país después de que Israel destruyera sistemas clave de defensa aérea. Con presiones económicas crecientes y un clima social tenso, Teherán afronta uno de los momentos más delicados de los últimos años.
