IPIALES SIN COMBUSTIBLE

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Una nueva amenaza de escasez de combustibles se cierne sobre el municipio de Ipiales, ubicado en el sur del departamento de Nariño, como resultado de retrasos en la distribución de gasolina y diésel provenientes del puerto de Tumaco. Petrodecol, empresa encargada del suministro en la región, emitió una advertencia a los comercializadores locales sobre dificultades logísticas que impiden el normal flujo de combustibles.

Según el comunicado, el buque encargado del transporte no ha logrado atracar en el puerto debido a condiciones de marea desfavorables. Esta situación ha generado un cuello de botella en el descargue del producto y ha afectado directamente la distribución hacia los municipios fronterizos.

La planta operativa de Petrodecol en Tumaco, con solo dos dispensadores en funcionamiento, atiende diariamente a un número reducido de vehículos, lo que ha originado largas filas, retrasos y tensión entre los distribuidores.

Mario Guevara, gerente de Petronar, reconoció la complejidad del panorama y explicó que la capacidad de atención es limitada, lo que complica aún más la respuesta a la demanda en municipios como Ipiales, donde el consumo de combustibles es alto.

Frente a esta coyuntura, el gremio minorista anunció la preparación de un plan de ajuste logístico que será presentado a la Alcaldía. El objetivo es coordinar esfuerzos para garantizar el abastecimiento y mejorar la eficiencia del transporte desde Tumaco.

A pesar de las iniciativas locales, la preocupación se extiende entre la población y los transportadores. El retraso en la llegada de combustible legal ha reactivado el contrabando de gasolina ecuatoriana, una práctica común en la zona de frontera.

Los llamados ‘pimpineros’ han reaparecido en barrios periféricos, vendiendo gasolina a precios que superan los $25.000 por galón, aprovechando la escasez del producto colombiano. Esta actividad, además de ser ilegal, ha incrementado el riesgo de accidentes y ha elevado los costos para quienes dependen del transporte diario, tanto urbano como rural.

Según testimonios de conductores, los sobrecostos por galón llegan hasta los $250.000 en pérdidas acumuladas por demoras, especulación y desvíos obligados en busca de combustible. La situación también golpea a sectores productivos como el agrícola, el comercial y el logístico, que dependen del transporte de carga para operar con normalidad.


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