Investigadores convierten los excedentes del limón Tahití en productos de alto valor

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En los campos verdes de Nariño, donde el limón Tahití crece en abundancia pero muchas veces termina desperdiciado por falta de transformación, una pareja de esposos decidió cambiar la historia. Leidy Dayana Andrade y Esteban Camilo Chacua, futuros magísteres en Gerencia de la Innovación de Proyectos de Uniminuto, están desarrollando una propuesta que promete revolucionar el sector agroindustrial de la región.

Su tesis, titulada “Microencapsulación con propósito: modelo empresarial sostenible para el desarrollo regional a partir del limón Tahití”, forma parte del proyecto macro “Desarrollo de microencapsulados a partir del aprovechamiento integral del limón Tahití producido en el departamento de Nariño”, ejecutado por la Universidad de Nariño y financiado por el Sistema General de Regalías (SGR).

Producción

El problema que enfrentan es claro: aunque el limón Tahití es un producto de alta demanda en sectores como el farmacéutico, cosmético y alimentario, gran parte de la producción nariñense se pierde o se vende a precios muy bajos, debido a la falta de capacidad tecnológica y a la escasa articulación entre productores y empresas transformadoras.

Ante esta realidad, Andrade y Chacua decidieron buscar una salida innovadora. Su propuesta utiliza la microencapsulación por secado por aspersión, una tecnología que permite transformar los excedentes del limón en polvos funcionales de alto valor, conservando sus propiedades naturales, alargando su vida útil y abriendo nuevas posibilidades de uso industrial.

Cadena productiva

Pero más allá del aspecto técnico, el proyecto tiene un propósito social: crear un modelo empresarial sostenible que vincule a las asociaciones rurales en esquemas de co-inversión y economía circular. En otras palabras, que los campesinos no solo vendan su fruta, sino que se conviertan en socios activos de una cadena productiva innovadora, fortaleciendo la bioeconomía local.

“Queremos demostrar que desde la ciencia y la gestión empresarial se puede transformar la realidad del campo. Nuestra meta es que cada limón que hoy se pierde se convierta en una fuente de desarrollo, empleo y sostenibilidad para las familias nariñenses”, explicó Leidy Andrade. El trabajo de estos jóvenes investigadores representa una nueva forma de mirar la producción agroindustrial: con enfoque ambiental, visión empresarial y compromiso regional. Su propuesta, actualmente en fase de validación técnica y financiera, podría convertirse en un modelo replicable para otros cultivos de Nariño que enfrentan desafíos similares.


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