INVERSIÓN PARA EL FUTURO

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Gildardo Monroy destacó la formación de más de 2.000 jóvenes campesinos del Líbano.

En el norte del Tolima, el municipio de El Líbano se ha convertido en el corazón del aprendizaje cafetero gracias a la Escuela Regional del Café, un espacio que combina tradición, conocimiento y futuro. En tan solo dos años de funcionamiento, más de 2.000 campesinos, en su mayoría jóvenes, se han capacitado en técnicas de catación, barismo, tostión y modelos de negocio, fortaleciendo así el camino hacia el café de especialidad.

Durante la conmemoración del Día Internacional del Café, el logro fue destacado ante la Asamblea del Tolima, donde se exaltó el papel transformador de la escuela. Este proyecto no solo ha despertado el interés de los jóvenes, sino que también ha unido a distintas generaciones del campo. “Hoy los muchachos quieren aprender sobre el café, y los niños también preguntan por él”, expresó la gobernadora Adriana Matiz, al anunciar la próxima apertura de una nueva tienda en Chaparral.

El Comité Departamental de Cafeteros celebró los frutos de esta apuesta educativa que, según su director ejecutivo Gildardo Monroy, ha permitido que “los jóvenes descubran la pasión por ser catadores, baristas o tostadores y emprendan con su propio negocio”. Lo que inició como un sueño se ha convertido en una poderosa herramienta de cambio social, donde el conocimiento se traduce en oportunidades y orgullo por el territorio.

Monroy resaltó que solo en 2024 más de mil estudiantes culminaron su formación, reafirmando la importancia de seguir apostando por una caficultura moderna, sostenible y con identidad. La Escuela Regional del Café es hoy un símbolo del empalme generacional en el agro tolimense.

De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Agropecuario del Tolima, las inversiones que respaldan este proyecto superan los 47.000 millones de pesos, destinados a programas de formación, renovación de cafetales y entrega de material genético de alta calidad. Cada peso invertido representa un compromiso con la permanencia del campo y la consolidación del café de especialidad como una bandera de progreso regional.

Desde las montañas del Líbano, el aroma del café no solo perfuma las mañanas, sino que impulsa sueños, transforma vidas y garantiza que el legado cafetero siga floreciendo entre nuevas generaciones.


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