Más de 200 personas han perdido la vida y decenas permanecen desaparecidas tras las graves inundaciones que han devastado la región de Valencia, en el este de España. En cuestión de horas, algunas zonas recibieron hasta 500 litros de agua por metro cuadrado, equivalente a un año de lluvia. Estas lluvias extremas generaron riadas masivas que arrasaron localidades, dejando atrapadas a miles de personas y causando enormes daños.

El fenómeno responsable de estas lluvias torrenciales es una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), un evento común en el Mediterráneo. Ocurre cuando una masa de aire frío queda atrapada en altura, desconectada del flujo general de la atmósfera. Al encontrarse con el aire cálido y húmedo del Mediterráneo, especialmente cuando las temperaturas del mar están altas al final del verano, provoca una intensa inestabilidad que desencadena lluvias y tormentas violentas.
A diferencia de otros temporales, la DANA puede quedar estacionaria o incluso desplazarse hacia el oeste, intensificando su duración y efectos. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) advirtió que el temporal actual es «el más adverso del siglo en la Comunidad Valenciana» y lo ha catalogado entre los tres eventos más intensos de las últimas décadas en la región.
El Rol del Cambio Climático en la Intensificación de las DANAs
La frecuencia e intensidad de las DANAs están aumentando debido al cambio climático. El incremento en la temperatura del Mediterráneo aporta más energía y humedad al sistema, potenciando estos fenómenos. Investigaciones recientes sugieren un aumento de la frecuencia de las DANAs desde los años 60, algo que los expertos relacionan con el calentamiento global y sus efectos en el clima de la región.
Estas condiciones climáticas extremas, según los meteorólogos, podrían volverse más comunes en el futuro, subrayando la urgencia de prepararse para eventos de gran impacto en el área mediterránea.
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