Romelu Lukaku apareció cuando más le necesitaba su equipo. Cuando el empate ante el Porto era lo más probable, emergió la versión del ariete belga que fue la estrella del Inter hace no tanto. Con un gol clave en San Siro, Lukaku tumbó al Porto (1-0) y acercó los cuartos de final al Inter.
Comenzó en San Siro un partido lleno de incertidumbre, de miedos y de respeto. Tanto al rival como a la competencia. Entre el reparto de posesiones poco fructíferas se fueron soltando los nervios en ambos conjuntos, fueron floreciendo tímidas ocasiones de las botas de los más valientes. Otavio puso el peligro de los lusos, mientras que el balón parado fue el mejor aliado ‘nerazzurro’.
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Se desarrolló con una tensa calma en el partido hasta que llegó la jugada que provocó que los jugadores descargaran toda la tensión en el San Siro. En un ataque prometedor del Inter, Darmian fue al suelo tras sentir el contacto de un defensor dentro del área. El Inter tiró la pelota fuera para que el árbitro revisara la jugada y cuando este dejó claro que no había nada que valorar, Otavio puso el balón en juego con picardía, aprovechando que el combinado interista estaba descolocado.
Ya con los dos equipos metidos de lleno en el partido llegó, justo antes del descanso, la más clara para los locales. Un remate de Bastoni, en otra jugada a balón parado, que sacó bajo los palos Diogo Costa con el antebrazo, exhibiendo sus reflejos, su instinto, con una parada de videojuego clave en un momento fundamental.
Saltaron ambos equipos tras el descanso enchufados, de nuevo repartiéndose el dominio, pero, esta vez, con el Porto liderando las ocasiones más peligrosas.
Tras un gran centro de Barella, Lukaku abre la serie. El poste se lo negó a la primera y no perdonó en la segunda. Inter 1 – Porto 0.pic.twitter.com/U4TSLr5MYC
— VarskySports (@VarskySports) February 22, 2023
La doble tentativa despertó a un Inter que solo había gozado de una ocasión en la segunda mitad. También los cambios de Inzaghi, que introdujo a Brozovic y a Lukaku para dar un aire fresco al centro del campo y a la línea ofensiva.
Funcionó el plan del técnico. Ambos entraron con el pie derecho, cambiando la cara de sus compañeros, el juego de su equipo y generando ocasiones que provocaron el empuje de San Siro. Una situación que se vio beneficiada con la segunda amarilla de Otavio por una falta. El primer paso para el gol.
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Necesitó ese pequeño empujón de verse con uno más para empezar a creerse superior a un Porto que fue de más a menos en ataque, pero que mantuvo la solidez defensiva, con un Pepe de nuevo haciendo de mariscal de la zaga pero que no pudo evitar que Lukaku volviera a sentirse importante. Remate de cabeza al palo, pero no perdonó el rechazo y desencadenó la locura de San Siro a falta de cuatro minutos para el final.
Para esto recuperó el Inter a Lukaku. Para las grandes ocasiones, para los momentos difíciles. Un delantero que apareciera cuando se le necesitaba. No había podido demostrarlo hasta ahora el belga, mermado por las lesiones, pero eligió el mejor escenario para reivindicarse, acercando a los suyos a unos cuartos de final que no disfrutan desde hace ya doce años.
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