Las contundentes pruebas presentadas por la Fiscalía General de la Nación permitieron que un hombre de 56 años, Juan Carlos Urbano Riascos, fuera sentenciado a 21 años y 4 meses de prisión, tras comprobarse su responsabilidad en un brutal ataque contra su compañera sentimental, al interior de una vivienda ubicada en zona rural del puerto.
Acción
El fallo condenatorio se produjo luego de que el ente investigador demostrara, en el marco del juicio, que el procesado actuó con sevicia y plena intención de acabar con la vida de la víctima, a quien agredió en repetidas oportunidades utilizando tanto un arma cortopunzante como un objeto contundente. Con base en los hechos y en la solidez de las pruebas, la justicia lo declaró culpable de los delitos de feminicidio agravado en grado de tentativa y lesiones personales. La investigación estableció que los hechos ocurrieron el 13 de julio de 2023, en una vivienda ubicada en zona rural. Ese día, la víctima, en medio de una situación de necesidad económica, le solicitó dinero a Juan Carlos para poder desplazarse hacia el casco urbano del puerto. Sin embargo, esta petición generó una reacción violenta por parte del hombre, quien de manera repentina la golpeó fuertemente con un objeto contundente.
Golpes
La violencia no se detuvo allí. Urbano Riascos procedió a amarrar a la mujer y encerrarla dentro de la residencia, privándola de su libertad por varias horas. Posteriormente, el victimario exigió que su compañera sentimental le preparara alimentos. La negativa de la mujer desató nuevamente su furia, y en ese momento el hombre tomó un arma cortopunzante con la que la atacó en varias ocasiones, con clara intención de quitarle la vida. Gracias a su resistencia y a la posterior intervención de las autoridades, la víctima logró sobrevivir, aunque con graves lesiones físicas y emocionales que evidencian la magnitud del ataque.
Investigación La Fiscalía, a través de un equipo especializado del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), adelantó las pesquisas para ubicar al agresor, quien tras la tentativa de homicidio se había refugiado en una zona rural de difícil acceso. Con el apoyo de la Armada Nacional, los servidores del CTI lograron dar con su paradero y concretar su captura en la vereda Villa Stella, corregimiento Bajo Calima, jurisdicción de Buenaventura. Una vez fue puesto a disposición de la justicia, se avanzó en el proceso judicial que concluyó con la condena.
