En horas de la madrugada del 16 de abril, dos presuntos delincuentes fueron sorprendidos cuando intentaban cometer un robo en las instalaciones de Corabastos, la central mayorista más grande del país, ubicada en el suroccidente de Bogotá.
El intento de hurto no terminó como los ladrones esperaban. Lejos de escapar con lo ajeno, fueron retenidos por un grupo de comerciantes del lugar, quienes actuaron rápidamente al detectar movimientos sospechosos en una de las bodegas. La comunidad, que ya ha sido víctima de múltiples robos, no dudó en intervenir antes de que lograran huir.
Detenidos y reprendidos por la comunidad
Una vez controlada la situación, los comerciantes no solo retuvieron a los sujetos, sino que también les dieron una fuerte reprimenda física a modo de advertencia. Aunque este tipo de reacciones no están avaladas legalmente, muchos de los trabajadores de la plaza señalan estar cansados de la inseguridad y la ineficacia de la justicia frente a los delincuentes reincidentes.
Minutos después, las autoridades hicieron presencia en el lugar y procedieron a la captura formal de los sospechosos, quienes fueron trasladados a la estación de policía correspondiente. Allí se determinará su situación judicial y si tienen antecedentes por otros delitos.
Corabastos: zona comercial clave afectada por la inseguridad
Corabastos no solo es un punto neurálgico para la distribución de alimentos en Bogotá y el centro del país, sino también un sitio que ha sido blanco frecuente de hurtos, extorsiones y riñas. Los comerciantes han pedido en reiteradas ocasiones mayor presencia policial y estrategias efectivas para garantizar la seguridad dentro del complejo.
Este nuevo caso reabre el debate sobre el hartazgo ciudadano frente a la delincuencia común y las acciones de “justicia por mano propia”, que aunque comprensibles por el contexto, podrían tener consecuencias legales para quienes participan en ellas.




